Redacción.-
La Reina Isabel II fue ícono de moda y sus llamativos looks en colores brillantes lo probaron, siempre se caracterizó por vestir, el mismo estilo de vestimenta: trajes y sombreros, casi siempre en tonos pasteles, salvo que el protocolo dictara lo contrario, la monarca sólo usó un color a la vez, amarillo, azul, rosa, verde limón, celeste, lila etc.
¿El motivo?
Se lo pedía el servicios secreto ingles, ésto para facilitarles su trabajo. Pese a que pocas veces se la vió entre grandes multitudes, el servicio secreto británico prefería que la reina usara un solo color para poder ubicarla de inmediato en caso de que ocurriera alguna amenaza que pusiera en riesgo su vida. Además al usar colores llamativos garantizó que se distinguiera entre los demás.
Y es que ella sabía lo importante que era para sus súbditos y poder identificarla entre la multitud, con outfits tan llamativos, garantizaba que hasta las personas que estuvieran más retiradas de ella pudieran distinguirla entre un mar de gente.
Su guardarropa fue una de sus mayores herramientas en la comunicación diplomática, ya siempre encontraba la manera de usar colores y símbolos para honrar a una nación extranjera.
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¿Quién la vestía?
Se dejó ser vestida de todos los colores posibles siempre y cuando se mantuviera el peculiar traje sastre compuesto por vestido y saco
La diseñadora Angela Kelly fue quien vistió a la reina desde hace más de dos décadas.
La monarca se reunía cuatro veces al año con su diseñadora, le presentaba cuatro o cinco diseños para cada estación y era la reina quien elegía los colores y las telas.
En las pruebas, sólo asistían la diseñadora con su equipo de sastres y los perros “reales”.
- La Reina pidió un maniquí con sus medidas para que su equipo de diseñadores pudiera probar los vestidos y las telas que ella había escogido.
- Al elegir un color para una visita a una región del país, evitaba volver a utilizarlo en los siguientes seis meses.
- No usaba sombreros después de las seis de la tarde: sólamente tocados o tiaras en banquetes oficiales.
- Usaba paraguas transparentes para que la multitud pueda ver su rostro, pero siempre iba combinada: El mango y el borde combinan con el tono de su ropa.
- La obsesión de la monarca eran las arrugas, no solo en su piel sino en todos lados . Por eso apretaba las telas antes de aprobarlas y, si quedaban marcadas, las descartaba.
- Su equipo de diseñadores y sastres le ponían pequeñas pesas al dobladillo de sus vestidos y abrigos para evitar que el viento les jugara una mala pasada a sus piernas.
- Siempre usaba zapatos con tacos de cinco centímetros.
- Los vestidos y trajes tenían cierres largos para que pudiera quitárselos por abajo y evitar que se le arruinara el peinado.
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