La pandemia, la punta del iceberg en la relación de pareja. Por Rocío González

Lo que estamos viviendo, ha trastocado todos los ámbitos: Personal, pareja, familiar, social, laboral.

Se ha creado el caldo de cultivo perfecto para los conflictos de convivencia. Además, el estado de agotamiento emocional en el que nos encontramos a estas alturas no nos lo pone muy fácil.

Aunque muchas parejas están consiguiendo superar día a día los retos que se nos han planteado, otras, en cambio, no han salido tan bien paradas. Problemas de comunicación, roces de la vida en compañía, desacuerdo sobre las medidas de seguridad e higiene, falta de intimidad, clases virtuales de los hijos, nuestros Padres como adultos mayores, TODO nos ha cambiado.

 Y también con conflictos previos al coronavirus que ahora se han intensificado o han salido a la superficie.

A todos estos pequeños o grandes desencuentros se han sumado las dificultades que tenemos para solucionarlos. Lo que a menudo, ha generado o aumentado la brecha entre cada miembro de la pareja. Y es que ahora disponemos de muy pocas vías de escape.

Así empezó todo:

Si echamos la vista atrás, al mes de marzo 2020, en el inicio de la pandemia, podemos comprenderlo mejor. Algunos pudieron pensar entonces: “bueno, esto no está tan mal, no tendré que ir a la oficina, voy a poder pasar más tiempo en casa, en familia, a descansar… Además, no creo que dure tanto.”

Esas reflexiones, unidas a la constante difusión online de propuestas de actividades para pasar un confinamiento entretenido, generaron en cada uno de nosotros unas expectativas, en su mayoría, bastante altas. El inconveniente surgió cuando vimos que no se ajustaban demasiado a la realidad.

Los problemas de las relaciones de pareja en la pandemia:

Dificultades individuales que impactan negativamente.

La incertidumbre, la privación de ciertas libertades y la gestión de la angustia que ésta nueva realidad ha generado hacen que estemos más irascibles. 

– Apatía o desgano & Hiperactividad.

– Exceso de higiene o cuidados.

– Mayor convivencia o menor tolerancia.

– Pérdida de empleo o estrés económico.

– Falta de Intimidad.

– Dificultad para hacer acuerdos.

En definitiva, esta crisis nos ha puesto frente a nuestra realidad, frente a nuestro reflejo y frente al de nuestras relaciones. Y nos hemos encontrado con las partes positivas y con las dificultades, las propias de cada uno y las de la pareja.

Claves para solucionar los conflictos:

Por todo lo explicado anteriormente, en este periodo será importante tratar de cultivar la relación y centrarse en potenciar los siguientes aspectos:

A) Respetar los tiempos a solas y de conexión con otras personas ajenas a la pareja o a la familia. También buscar tiempo de calidad para estar juntos.

B) Fomentar la comunicación positiva basada en el respeto y la negociación. Y mantener una actitud empática ante las necesidades y emociones del otro. De esta manera se genera un clima de confianza, la conexión que necesita la pareja.

C) Estar dispuestos a cambiar y a buscar soluciones de forma conjunta, que beneficien a ambas partes.

D) Aprovechar esta crisis como una gran oportunidad, siendo conscientes de que pueden surgir problemas. Y de que forman parte del proceso, pero que también se pueden propiciar mejoras.

Si han intentado todo, sin éxito…resulta difícil cambiar comportamientos o dinámicas que llevan instaurados en la convivencia durante un tiempo.