Antes del inicio de la Final de la Supercopa de Europa entre el Paris Saint-Germain (PSG) y el Tottenham Hotspur, la UEFA desplegó en el Bluenergy Stadium una enorme pancarta con el mensaje: “Dejen de matar niños, dejen de matar civiles”, un claro pronunciamiento contra la violencia en Gaza, aunque sin mencionar de forma explícita a Israel.
From the UEFA Super Cup in Udine, the message is loud and clear.
— UEFA (@UEFA) August 13, 2025
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La manta, blanca con letras azules, se extendió en la zona de los banquillos justo cuando los jugadores ingresaban al terreno de juego, acaparando la atención de las cámaras y de los más de 25 mil asistentes al estadio.
El gesto se interpreta como una condena a los ataques que han dejado miles de víctimas civiles en la Franja de Gaza. Según el Ministerio de Sanidad del enclave palestino, en las últimas 24 horas murieron 123 personas y 437 resultaron heridas, elevando la cifra total de fallecidos a 61 mil 722 y de heridos a 154 mil 525 desde el inicio del conflicto. Las autoridades advierten que la cifra real podría ser mayor debido a que muchas personas permanecen atrapadas bajo los escombros.
Niños refugiados, protagonistas del mensaje
La acción formó parte de una iniciativa de la Fundación UEFA para la Infancia, que invitó a nueve niños refugiados en Italia, provenientes de zonas de conflicto como Afganistán, Irak, Nigeria, Palestina y Ucrania, para portar la pancarta en la ceremonia inaugural del partido.
La UEFA explicó que los menores son beneficiarios del programa Inter Campus, socio de la fundación que promueve la integración social entre distintos grupos étnicos y culturas. Además, las 22 mascotas de los jugadores, los 20 portadores del círculo central y otros 40 niños desfavorecidos de Udine participaron en el encuentro con los futbolistas antes del inicio del partido.
Entre las acciones más emotivas de la noche, dos niños palestinos refugiados —Tala, de 12 años, y Mohamed, de 9— fueron invitados a la ceremonia de premiación. Tala, con problemas de salud, fue trasladada a Milán para recibir tratamiento médico ante la falta de recursos hospitalarios en Gaza. Mohamed, por su parte, perdió a sus padres en un ataque aéreo y sufrió graves lesiones, por lo que también fue acogido en Italia junto a su abuela.
Durante la entrega de medallas, ambos menores acompañaron al presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, en un momento que generó un prolongado aplauso del público.
El despliegue de la pancarta ocurre semanas después de que la UEFA fuera criticada por un mensaje de condolencia que no especificó las circunstancias de la muerte del palestino Suleiman Al-Obeid, víctima de un ataque israelí. La falta de claridad provocó indignación, entre ellas la del jugador egipcio Mohamed Salah, del Liverpool, quien escribió en la red social X: “¿Nos pueden decir cómo murió, dónde y por qué?”.
La UEFA publicó en su página oficial una fotografía de la pancarta acompañada del texto: “Desde la Supercopa de la UEFA en Udine, el mensaje es alto y claro. Una pancarta. Un llamamiento”. Aunque evitó mencionar directamente a Israel, la presencia de refugiados palestinos y la coyuntura del conflicto hicieron que el mensaje fuera interpretado de forma directa.
El acto cobra mayor relevancia dado que el mismo estadio será sede, el próximo 14 de octubre, de un partido clasificatorio al Mundial 2026 entre Italia e Israel.
Impacto simbólico
Este pronunciamiento público dentro de un evento deportivo de talla internacional refuerza el debate sobre el papel del deporte en la denuncia de conflictos armados y crisis humanitarias. La UEFA, que históricamente ha sido cautelosa al posicionarse en cuestiones geopolíticas, ha dado un paso poco habitual al transmitir un mensaje con una carga política y humanitaria tan evidente.
El gesto también plantea interrogantes sobre si se mantendrá la misma postura en futuros encuentros, especialmente en aquellos en los que participe la selección de Israel o equipos de ese país en torneos europeos.
La presencia de Tala y Mohamed, sobrevivientes del conflicto, ofreció un recordatorio visual y humano del costo que la guerra tiene sobre los más vulnerables. Para los asistentes y televidentes, la final no solo fue un espectáculo futbolístico, sino también una plataforma para visibilizar la tragedia en Gaza y exigir un alto a la violencia.
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