NYT. Los talibanes derrocaron ayer al Gobierno afgano y tomaron el control de la capital del país, donde encontraron poca resistencia tras la huída del Presidente Ashraf Ghani.
La Administración colapsó y el caos y el miedo se apoderaron de la nación.
El regreso de los insurgentes al poder, dos décadas después de su derrocamiento, ocurrió a pesar de los años y cientos de miles de millones de dólares gastados por Estados Unidos para fortalecer al Gobierno afgano y a sus fuerzas de defensa.
Militantes fuertemente armados se desplegaron por la capital ayer y varios se instalaron en el abandonado Palacio Presidencial de Kabul.
Un portavoz de los insurgentes dijo que en próximos días formarán un “Gobierno islámico abierto e inclusivo”.
“Los talibanes ganaron”, declaró a su vez el Presidente Ghani, vía Facebook.
Justificó que su huída fue para evitar un derramamiento de sangre. Reportes señalan que voló a Uzbekistán.
La toma del poder de los insurgentes se da en medio del retiro de tropas estadounidenses, luego de que Washington sostuvo que su misión ya había terminado.
El conflicto de dos décadas inició cuando EU derrocó a los talibanes tras los ataques terroristas del 11 de septiembre, orquestados por Al Qaeda, bajo la protección de los insurgentes.