Reuters.
El Talibán proclamó ayer su victoria en Afganistán tras la salida de los últimos soldados estadunidenses, disparando sus armas al aire, con desfiles de ataúdes envueltos en las banderas de Estados Unidos y la OTAN y prometiendo seguridad al pueblo.
Los militantes islamistas controlan ahora más territorio que cuando gobernaron por última vez antes de ser derrocados en la guerra más larga librada por Estados Unidos, que cobró la vida de casi 2,500 soldados estadunidenses y una cifra estimada de 240 mil afganos, y costó unos dos billones de dólares.
La retirada estadunidense es calificada de éxito “histórico” por los talibanes, que tomaron Kabul el 15 de agosto y depusieron al gobierno afgano tras una rápida ofensiva en todo el país.
Felicitaciones a Afganistán (…) Esta victoria nos pertenece a todos”, declaró Zabihullah Mujahid, portavoz de los islamistas, desde el aeropuerto de Kabul.
Ésta es una gran lección para otros invasores y para nuestras futuras generaciones”, dijo Mujahid. “Es un día histórico, un momento histórico y estamos muy orgullosos”, agregó.
Los estadunidenses intervinieron en Afganistán en 2001, liderando una coalición internacional que tenía como fin derrocar a los talibanes, que se negaban a entregar al líder de Al-Qaeda, Osama bin Laden, tras los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos.
En la ciudad de Kandahar, bastión de los pastunes, etnia a la que pertenece la mayoría de los talibanes, hubo manifestaciones de alegría en las calles.
Hemos derrotado a la superpotencia. Afganistán es el cementerio de las grandes potencias”, clamaban hombres armados.
Desde que tomaron el poder, los islamistas se han esforzado en dar una imagen conciliadora y prometieron no vengarse de quienes trabajaron con el gobierno precedente. “Queremos buenas relaciones con Estados Unidos y el mundo”, dijo Mujahid.
En Doha, el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Heiko Maas, afirmó que no había “ninguna alternativa” a las conversaciones con los talibanes, tras una reunión con su homólogo qatarí, Mohammed ben Abderrahman Al-Thani, quien por su parte les pidió comprometerse a luchar contra el “terrorismo” y a formar un gobierno “inclusivo”.
Tras dos semanas de evacuaciones precipitadas y por momentos caóticas, el último avión de transporte militar C-17 despegó del aeropuerto el lunes, justo antes de la medianoche en Kabul, dijo en Washington el general Kenneth McKenzie, que dirige el Mando Central estadunidense, del que depende Afganistán.