Tener una nutrición adecuada, realizar ejercicio físico y dormir bien son los pilares de una vida saludable porque cuidando estos aspectos nuestra salud puede mejorar considerablemente.
Realizar ejercicio físico a diario reduce la probabilidad de sufrir trastornos emocionales como la ansiedad o la depresión. Son conocidos los beneficios del deporte para la salud cardiovascular, la disminución del peso o los problemas de movilidad. Asimismo, todo el que hace ejercicio con regularidad, habrá notado que tras la sesión de entrenamiento, experimenta una sensación de bienestar muy particular, un aumento de energía al tiempo que una sensación de relajación placentera diferente a la que siente con otras actividades. Sin embargo, aunque la experiencia resulte fácil de relatar, es poco probable que sepa explicar a qué se debe esta sensación.
¿Qué bases fisiológicas y psicológicas están detrás de ello?
Cuando hacemos ejercicio, nuestro cerebro segrega unas sustancias que se llaman endorfinas. Muchos habrán oído hablar de ellas como los “antidepresivos naturales”. Estas sustancias tienen una estructura parecida a la de los derivados del opio, como la morfina y la heroína (de ahí que a veces se las conozca como “opiáceos endógenos”), con un efecto relajante y analgésico parecido al del opio pero sin los efectos negativos de éste.
La parte de nuestro cerebro encargada de procesar las emociones, el “cerebro emocional”, contiene multitud de receptores para estas sustancias, por lo que, cuando hacemos ejercicio, estamos mandando más cantidad de endorfinas a nuestro cerebro emocional, estimulando los centros de placer y provocando con ello una sensación de calma y bienestar tanto física como mental.
Además, estas sustancias tienen un efecto en la disminución del dolor. Cuando nos hacemos daño, nuestro cerebro segrega endorfinas encaminadas a disminuir esa sensación y ponernos a salvo. Del mismo modo, ante una situación de estrés o dolor emocional, las endorfinas actuan disminuyendo la intensidad de dicho dolor, por lo que tras la sesión de entrenamiento, solemos sentirnos como si las preocupaciones nos pesaran menos.
No menos importante que el aspecto fisiológico, es el componente psicológico del ejercicio. El tiempo que dedicamos al deporte resulta ser un momento de aislamiento de los problemas y el estrés de la vida diaria. Es frecuente ver a una persona responder un correo electrónico mientras ve la televisión en el sofá de su casa, o hacer una llamada de negocios mientras come. Sin embargo, es difícil hacer estas cosas mientras se está corriendo o montando en bicicleta, por lo que la desconexión es mayor, lo que redunda en una reducción del estrés
Para las personas que llevan una vida sedentaria, es importante introducir en sus rutinas el ejercicio, adecuándolo a su edad y condición física: caminar 1hora al día, desplazarse en bicicleta, ir al gimnasio… El caso es mover el cuerpo porque hacer deporte aumenta la sensación de bienestar en la vida.
¿Cuánto tiempo debe dormir un deportista?
Es muy interesante saber que el rendimiento deportivo se ve afectado cuando no se ha dormido lo necesario. Si la gente común que no hace ejercicio debe dormir por la noche entre 7-9 horas para estar bien, un deportista de élite debe hacerlo entre 9-10 horas, una reducción de estas horas puede llegar a deteriorar su capacidad física, según explica el Dr. Albares. Y en su caso, la privación del sueño provoca una disminución del contenido de glucógeno muscular, afectando así a la recuperación del músculo. Por eso es tan importante que los deportistas, todos, vigilen su descanso.