¿Porqué es famoso el Día de Muertos en Huaquechula?

Huaquechula contará con 37 altares monumentales en este 2022.
Los altares monumentales de Huaquechula están catalogados como patrimonio cultural de la humanidad.
La familia doliente en cada casa donde hay un altar de muertos, te recibe con generosidad, ya que comparte con los visitantes tamales o un plato con mole y arroz acompañado de tortillas echas a mano y champurrado, hojaldras, café o chocolate. En agradecimiento por la visita suele dejarse una cera a los anfitriones.

Huaquechula es una población a 50 km de Puebla en donde el Día de Muertos se vive una manera especial, es conocido entre otras cosas por los espectaculares altares que edifican cada año para sus difuntos y celebrar el Día de Muertos.

Los altares monumentales de Huaquechula están catalogados como patrimonio cultural de la humanidad.

Durante los días 1 y 2 de noviembre, los dueños de las ofrendas preparan mole, tamales o chocolate de agua con pan de muerto, para que los visitantes disfruten de estos platillos con ellos.

Cada altar de muerto en Huaquechula tiene un diseño propio, comparten ciertas características: son blancos y tienen una estructura piramidal.

Las familias hacen un gran esfuerzo para la colocación de estos altares por lo que invierten desde los 15 hasta los 40 mil pesos.

Cómo están constituidos

Los niveles inferiores se utilizan para exhibir los alimentos favoritos, las pertenencias y los recuerdos de los difuntos, mientras que los niveles superiores están reservados para la simbología religiosa.

Sobre el piso se colocan el copal y el incienso en ahumadores de barro y las flores de Cempasúchil. La fragancia de los primeros, subliman la oración o alabanza y se usan para limpiar el lugar de los malos espíritus y evitar peligro alguno a quienes regresan a su casa, mientras que las flores de cempasúchil, marcan los caminos que guían al alma hasta su altar.

Primer nivel, que representa el mundo terrenal, se colocan los platillos y bebidas como: mole, tamales, atole, chocolates y dulces, en éste se ubica la foto del familiar fallecido reflejada en un espejo, por lo que no se le ve sino indirectamente. Tal disposición recibe diversas interpretaciones. Para algunos lugareños el espejo representa la entrada al más allá, o al inframundo, según la explicación prehispanista de los guías de la localidad.

Existen elementos que son fáciles de reconocer en los altares como los “lloroncitos” figuras de cerámica que se colocan alrededor de la fotografía del difunto y cuyo origen es prehispánico; las canastillas repletas de flores; los animalitos de alfeñiques, especialmente comunes en los altares de niños y jóvenes difuntos.

El segundo nivel representa el cielo, van las reliquias que recuerdan a los fallecidos, y en el último, una cruz o la imagen de un santo.También se adorna con cirios, claveras de azúcar y sahumerios de copal

La tela de satín blanco suele estar dispuesta en forma de pliegues que semejan nubes. En algunos casos ya sustituyen las velas por luces de neón blancas.

El tercer nivel simboliza la cúspide celestial, con un crucifijo que preside desde lo alto toda la estructura, rematando un espectáculo visual de indudable belleza.

La familia doliente en cada casa donde hay un altar de muertos, te recibe con generosidad, ya que comparte con los visitantes tamales o un plato con mole y arroz acompañado de tortillas echas a mano y champurrado, hojaldras, café o chocolate. En agradecimiento por la visita suele dejarse una cera a los anfitriones.

Esta peculiar fórmula para montar los altares ha permanecido prácticamente intacta durante siglos en Huaquechula, por lo que es considerada un tesoro cultural de Puebla y del país entero.