En México es muy común escuchar “ya me dio el mal del puerco”, expresión que se utiliza sobre todo cuando alguien termina de comer, esta sensación de querer dormir es real pero su nombre es sueño postprandial
Mónica Méndez Díaz, académica del Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la UNAM, explica que el sueño postprandial sucede por la manera en la que se metabolizan los alimentos, sobre todo cuando se trata de carbohidratos en abundantes cantidades.
“La investigadora narró que anteriormente existía el mito: la sangre de todo el cuerpo se trasladaba al sistema digestivo, para así facilitar la absorción de los nutrientes, ahora sabemos que no es así”
Al realizar el acto de comer, la glucosa que está en la sangre se va hacia el sistema nervioso, e inhibe la actividad de células que tenemos en una estructura muy en particular en el cerebro llamado hipotálamo lateral.
El mal del puerco no es malo, se trata de un estado fisiológico que debería cumplirse, pero a veces es necesario evitarlo, sobre todo si después tenemos diversas actividades como son manejar, asistir a clase o regresar a la oficina.
Sin embargo, existen algunas ocasiones que no se puede evitar, por lo que se recomienda dormir alrededor de 15 a 30 minutos máximo, después de esta siesta las personas estarán listas para seguir con sus actividades.
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