Staff. Para empezar, limpio no significa esterilizado. Se necesitaría eliminar todas las bacterias que habitan nuestra piel con agua a tal temperatura que provocaría quemaduras severas. Aunque te frotes y uses un jabón que presume de eliminar bacterias y gérmenes, te vamos a desilusionar: el jabón antibacterial no elimina el 100%.
Los científicos señalan que las toallas o toallones que usamos a diario para secarnos la cara y el cuerpo son caldo de cultivo de toda clase de bacterias y hongos y acumulan células de piel muerta y secreciones salivales, urinarias, así como ácaros y otros agentes patógenos
Cuando nos bañamos o nos lavamos las manos, el jabón ayuda a separar con mayor facilidad la suciedad de nuestra piel, encapsulándola para posteriormente ser arrastrada por el agua, pero no toda se la lleva el agua con la que nos enjuagamos, sino que cuando nos secamos, parte de esas bacterias, mugre y suciedad remanentes se van gracias a la acción de secado con la toalla.
Lo mismo pasa con los aceites naturales de la piel y las células muertas, pues la piel nunca se detiene en su proceso de renovación que la mantiene sana y en forma, por lo que aunque nosotros estemos limpios, esas bacterias remanentes, parte de la suciedad que no se eliminó mediante agua y jabón y los deshechos de la piel van a parar muy contentos a nuestra hermosa y pulcra toalla.
Aunque no lo veas, la toalla tras varios usos está impregnada de bacterias, células muertas y todo aquello que se ha llevado al secarnos. Su capacidad para absorber el agua favorece la humedad que puede originar la aparición de hongos, razón por la que tras usarla varias veces comienza a tener mal olor, como apoxcahuado (del náhuatl ‘poxcauhqui’, mohoso).
Después de usarla, terminamos con una toalla que está húmeda, tibia y cubierta por una cantidad singular de material biológico. Un caldo de cultivo ideal para la reproducción de hongos y bacterias. Por eso es que a pesar de usar la toalla para secarnos cuando ya estamos limpios, es necesario lavar las toallas.
Recomendaciónes
Se recomienda que las toallas que usamos en casa se laven tras haberlas utilizado entre tres y cinco veces y las que usamos tras hacer ejercicio diariamente.
También se recomienda que la toalla sea de uso personal, pues cada quien sus bichitos y sus bacterias, si las toallas se comparten el cuerpo queda expuesto a los microbios de otros.
Peor aún, las toallas acumulan otros gérmenes que están presentes en el baño – incluidos, cómo no, los que pueden dispersarse desde el inodoro o taza, sobre todo si tiras la cadena sin bajar la tapa.
¿Cada cuánto se deben cambiar las toallas?
Mínimo cada semana usando una individualmente.
¿Cómo lavar toallas en la lavadora para que queden suaves y limpias?
1. No utilizar suavizantes. Estos productos reducen la capacidad de absorción de las toallas
2. Vinagre o bicarbonato. Añade un poco directamente al tambor o en la bandeja donde va el detergente para evitar que se formen depósitos de cal en el agua y en las fibras de tus toallas.
3. No llenes en exceso la lavadora. Las toallas deben tener espacio dentro del tambor para que se puedan limpiar bien
4. Temperatura para lavar las toallas: Con una temperatura del agua de 40º se consiguen eliminar mucho mejor las manchas, gérmenes y bacterias de las toallas. Aunque si las toallas son de un tejido más delicado será recomendable utilizar programas con agua fría. 60° es ideal para las toallas blancas y 40° es lo mejor para las toallas más oscuras, para evitar que se decoloren.
5. Extiende la toalla para su correcto secado. En el momento de secar las toallas es preferible extenderla totalmente para que recuperen su forma. Además, es preferible hacerlo un lugar aireado en el que no dé directamente el sol. Tampoco deberán estar mucho tiempo secándose para evitar que se queden acartonadas.
6. Utiliza secadora si es posible. Si te es posible, mételas mete las toallas en la secadora, ya que así se consigue retirar cualquier exceso de humedad.
7. Coloca las toallas por separado. Cuando se colocan las toallas unas encimas de otras o se guardan en los mismos cajones, se puede favorecer el crecimiento de las bacterias y el mal olor.
Para blanquear las toallas
1. Vinagre. En el caso concreto de las toallas blancas, puedes usar lejía o algún tipo blanqueante. O puedes usar productos caseros cuya potencia te sorprenderá. Te animamos a que pruebes el vinagre blanco, que es una gran ayuda para conservar tus toallas esponjosas, con su capacidad de absorción al máximo y sin de mal olor. La proporción ideal es medio vaso de vinagre por cada cuarto de vaso de detergente. Programa un ciclo con agua fría y seca al sol. Verás qué cambio.
2. Bicarbonato. La idea es dejar las toallas a remojo con agua con bicarbonato durante una hora. El bicarbonato no blanquea directamente las toallas, pero ayuda en este proceso durante su lavado. bicarbonato contribuye a evitar que la cal del agua se fije en la ropa, facilitando así que los jabones penetren con más facilidad a las fibras y tejido de la toalla. Quedarán más suaves y mantendrán el color vivo.