El papa Francisco encabezó la misma de Domingo de Ramos en la Plaza de San Pedro, un día después de ser dado de alta por bronquitis, lo que marca el inicio de la Semana Santa.
Con voz ronca, en su primera aparición pública desde el miércoles cuando fue internado, el pontífice dijo “también yo necesito que Jesús me acaricie, que se acerque a mí”, tras defender a los “abandonados” del mundo actual.
“Hoy hay tantos cristos abandonados. Pueblos enteros explotados y abandonados a su suerte; pobres que viven en los cruces de nuestras calles, con quienes no nos atrevemos a cruzar mirada; migrantes que ya no son rostros sino números; presos rechazados, personas catalogadas como problemas”, expresó.
El papa invitó a los fieles a intensificar la oración por la paz durante la Semana Santa en la que participará aún convaleciente, siguiendo algunos protocolos.
Francisco realizó un recorrido en el “papamóvil” y agradeció a los miles de fieles por su “asistencia y oraciones, que en los últimos días se intensificaron. Gracias de verdad”.
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