La deficiencia de hierro y la obesidad son dos de las alteraciones nutricionales más comunes a nivel mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Desde 1975, la prevalencia de la obesidad se ha triplicado, afectando a millones de personas. En México, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición revela que el 74.5% de los adultos mayores de 20 años padecen sobrepeso u obesidad, lo que representa un desafío significativo para la salud pública.
La Relación entre Obesidad y Deficiencia de Hierro
La deficiencia de hierro es una comorbilidad frecuente en personas con obesidad y puede derivar en anemia. En 2016, se estimó que 1.2 mil millones de personas en México, especialmente niños y mujeres en edad premenopáusica, padecían esta condición. Esta relación se explica por tres mecanismos principales:
- Déficit nutrimental de hierro: Una dieta pobre en alimentos ricos en hierro.
- Aumento del volumen sanguíneo: La obesidad incrementa las necesidades de hierro en el organismo.
- Inflamación crónica de bajo grado: Este es el mecanismo más relevante, mediado por la hepcidina, una hormona clave en el metabolismo del hierro.
El Papel de la Inflamación y la Hepcidina
La obesidad se caracteriza por una acumulación excesiva de tejido adiposo, que actúa como un órgano endocrino al secretar adipocinas (como la leptina) y citocinas proinflamatorias (como IL-6 y TNF-α). Estos compuestos contribuyen a un estado de inflamación crónica de bajo grado, que afecta múltiples órganos, incluido el hígado, donde se produce la hepcidina.
La hepcidina regula la absorción y distribución del hierro al unirse al transportador ferroportina 1 (FPN1), lo que impide la liberación de hierro desde los enterocitos (células del intestino delgado) y el hígado hacia la circulación. Esto provoca una retención de hierro en estas células, reduciendo su disponibilidad en la sangre y causando deficiencia sistémica.
Tipos de Hierro: Hemínico vs. No Hemínico
El hierro de la dieta se presenta en dos formas:
- Hierro hemínico (FeH): Proveniente de alimentos de origen animal (carnes rojas, hígado, aves, pescados y mariscos). Es menos afectado por la hepcidina y más fácilmente absorbido.
- Hierro no hemínico (FeNH): Presente en alimentos vegetales (legumbres, vegetales de hoja verde, cereales) y suplementos. Es más susceptible a la acción de la hepcidina, lo que limita su absorción en personas con obesidad.
Un estudio de 2010 encontró que las mujeres con niveles indetectables de hepcidina absorbían mejor el FeNH, destacando la influencia de esta hormona en el metabolismo del hierro.
Estrategias Dietéticas para Mejorar el Estado de Hierro
La restricción calórica, comúnmente utilizada para perder peso, no siempre es efectiva para corregir la deficiencia de hierro en personas con obesidad. Estudios recientes sugieren que combinar la restricción calórica con un aporte elevado de proteínas (25-30% del gasto energético total) puede mejorar los niveles de hierro de manera más efectiva.
Por ejemplo:
- Un estudio en Italia (2014) mostró que adolescentes con obesidad que siguieron un programa de pérdida de peso con asesoría dietética enfocada en mejorar la calidad de la alimentación presentaron una reducción de hepcidina y un aumento de hierro sérico.
- En Taiwán (2018), mujeres con obesidad y síndrome metabólico sometidas a una dieta con restricción calórica de 500-800 kcal/día durante 12 semanas mostraron una disminución de la circunferencia de cintura y una tendencia a la mejora en los niveles de hierro.
Recomendaciones para Prevenir la Anemia
Dado que el FeNH es más afectado por la hepcidina, se recomienda priorizar el consumo de alimentos ricos en hierro hemínico en personas con sobrepeso u obesidad. Algunas opciones incluyen:
- Carnes rojas
- Hígado
- Aves
- Pescados
- Mariscos
Además, es fundamental realizar exámenes de laboratorio para monitorear los niveles séricos de hierro, especialmente en personas con obesidad, ya que la deficiencia de hierro puede no presentar síntomas inmediatos y pasar desapercibida.
La deficiencia de hierro secundaria a la obesidad es un problema complejo que requiere un enfoque integral. Las intervenciones dietéticas deben ir más allá de la restricción calórica, incorporando un mayor aporte de proteínas y alimentos ricos en hierro hemínico. La investigación continua es crucial para desarrollar estrategias que aborden eficazmente las alteraciones en el metabolismo del hierro y prevengan complicaciones como la anemia.
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