La desigualdad social en México experimentó una disminución sin precedentes desde 1984, año en que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) aplicó por primera vez la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH). De acuerdo con la edición 2024 del estudio, la brecha entre ricos y pobres alcanzó su menor nivel en cuatro décadas, impulsada principalmente por el incremento del salario mínimo, programas sociales y el flujo de remesas desde el extranjero.
Ingresos en aumento y un decil alto en retroceso
Según la ENIGH 2024, el ingreso corriente promedio mensual por hogar se ubicó en 25,955 pesos, cifra superior a los 23,463 registrados en 2022 y a los 21,133 de 2020, año marcado por el inicio de la pandemia de COVID-19. En 2018, el promedio fue de 22,440 pesos, y en 2016, de 23,416 pesos.
De 2018 a 2024, los ingresos de los hogares mexicanos crecieron 15.6%, impulsados por el incremento de 110.7% al salario mínimo, las políticas sociales y el sostenido envío de remesas desde Estados Unidos.
El análisis por decil de ingresos –donde el primer decil agrupa al 10% de los hogares con menores ingresos y el décimo al 10% con mayores ingresos– revela un dato significativo: en 2016, el ingreso mensual del primer decil era de 12,312 pesos y en 2024 aumentó a 16,795 pesos; mientras que en el décimo decil bajó de 255,530 pesos en 2016 a 236,095 en 2024, siendo el único grupo que redujo sus ingresos.

su menor nivel en cuatro décadas
Gasto promedio también al alza
El gasto corriente monetario promedio mensual en 2024 fue de 15,891 pesos, por encima de los 14,722 de 2022, los 12,564 de 2020, los 14,421 de 2018 y los 14,151 de 2016.
Perspectiva académica: logros y retos
Para María Isabel Osorio Caballero, académica de la Facultad de Economía de la UNAM, la reducción de la desigualdad es una noticia alentadora, pero advierte que el reto está en mantener y profundizar esta tendencia a mediano y largo plazo.
“Para que la economía mexicana sea más saludable, esta reducción debe sostenerse gracias a la inversión extranjera directa, el crecimiento de la economía formal, un mejor desempeño de los sectores productivos y mejoras en salud, educación e instituciones”, subrayó Osorio Caballero.
La especialista enfatizó que la desigualdad varía no solo entre estados, sino también dentro de ellos.
“No es lo mismo vivir en la alcaldía Benito Juárez que en Gustavo A. Madero, en Ciudad de México, o en Tuxtla Gutiérrez que en Ocosingo, Chiapas. Esto obliga a diseñar políticas públicas con enfoque regional”, señaló.
Inflación y riesgos externos
Uno de los factores que más ha impulsado la reducción de la desigualdad es el aumento del salario mínimo. Sin embargo, la académica advirtió sobre el riesgo de que la inflación erosione el poder adquisitivo, sobre todo si se intensifican tensiones comerciales con Estados Unidos.
“Debemos recordar que la inflación no solo depende de factores internos, sino también de los externos. Una posible imposición de aranceles por parte de nuestro vecino del norte podría generar nerviosismo en los mercados y afectar el consumo”, advirtió.
Desigualdades persistentes y casos extremos
Aunque los indicadores nacionales muestran avances, la brecha entre los más ricos y los más pobres sigue siendo considerable. Estados como Nuevo León, con el mayor ingreso promedio, también registran altos niveles de desigualdad interna. Por otro lado, Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Nayarit muestran bajos niveles de crecimiento y alta dependencia de las remesas, lo que los hace más vulnerables a los vaivenes externos.
El caso de Tabasco es ilustrativo: su PIB per cápita es de 55,000 dólares, frente al promedio nacional de 14,000, debido a la actividad petrolera. Sin embargo, su desigualdad social es una de las más marcadas del país.
Osorio Caballero recordó que en las últimas tres décadas el enfoque económico nacional se centró únicamente en crecer, sin prestar suficiente atención a la distribución de la riqueza.
“El gran error fue ignorar la desigualdad social y la pobreza, postergando el verdadero desarrollo. Crecer es importante, pero distribuir los beneficios es igual de esencial”, concluyó.
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