Fósiles desenterrados en China de un precursor de la jirafa ofrecen una visión de la evolución del característico cuello largo del mamífero, que le sirve no sólo por el beneficio de alcanzar el follaje alto sino también por la competencia de golpes de cabeza entre los machos para conseguir pareja.
Los investigadores describieron recientemente los restos de un esqueleto que incluía un grueso cráneo y fuertes huesos del cuello de un primer miembro de la familia de las jirafas llamado Discokeryx xiezhi, del tamaño aproximado de un gran borrego cimarrón, que vivió hace unos 17 millones de años en la región de Xinjiang, en el noroeste de China.
Según los investigadores, el cráneo del Discokeryx y sus vértebras cervicales estaban bien adaptados para soportar impactos de gran velocidad, como los que se dan en la competencia entre machos de algunas especies de mamíferos por conseguir pareja.
El Discokeryx contaba con articulaciones más complejas entre la cabeza y el cuello que cualquier mamífero, así como entre los huesos individuales del cuello.
El cráneo del Discokeryx estaba rematado por un único osicono de gran tamaño con forma de disco y de casco, nombre que reciben las perillas con forma de cuerno que hay sobre las cabezas de las jirafas.
“Los osiconos, al igual que los cuernos y las astas, suelen servir como armas para los machos que luchan por sus parejas”, dijo el paleontólogo de la Academia China de Ciencias Shi-Qi Wang, autor principal del estudio publicado en la revista Science.
“El discokeryx tiene morfologías adaptadas para el comportamiento de golpear la cabeza”, dijo el paleontólogo y coautor del estudio Jin Meng, del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York.