Forever 21, la reconocida cadena de moda rápida, se ha declarado en bancarrota bajo el Capítulo 11 en Estados Unidos por segunda vez en seis años, debido a la disminución del tráfico en centros comerciales y la creciente competencia de minoristas en línea.
El auge de empresas de comercio electrónico como Amazon, Shein y Temu, junto con la lenta muerte de los grandes centros comerciales estadounidenses, han perjudicado a minoristas de ropa como Forever 21 y Express, matriz de Bonobos, que solicitó la quiebra el año pasado.

“Hemos sido incapaces de encontrar un camino sostenible hacia adelante, dada la competencia de las empresas extranjeras de moda rápida, que han sido capaces de aprovechar la exención ‘de minimis’ para socavar nuestra marca en precios y márgenes, así como el aumento de los costes, los desafíos económicos que afectan a nuestros principales clientes y la evolución de las tendencias de consumo”, dijo Brad Sell, director financiero de F21 OpCo.
La empresa, que no logró encontrar un comprador para sus aproximadamente 350 tiendas en Estados Unidos, planea liquidar sus operaciones en el país.
Sin embargo, la marca registrada y la propiedad intelectual de Forever 21, aún en manos de Authentic Brands Group, podrían perdurar bajo otra estructura.
¿Sus tiendas internacionales se verán afectadas?
Las tiendas y el sitio web de Forever 21 en Estados Unidos seguirán operando mientras avanza la liquidación.
Las sucursales fuera de Estados Unidos, operadas por licenciatarios independientes, no se verán afectadas por este proceso y continuarán funcionando con normalidad.
¿Cómo nació Forever 21?
Fundada en Los Ángeles en 1984 por inmigrantes surcoreanos, Forever 21 alcanzó gran popularidad entre los jóvenes compradores que buscaban ropa elegante y asequible.
Para 2016, operaba unas 800 tiendas en todo el mundo, de las cuales 500 estaban en Estados Unidos. No obstante, la evolución de la dinámica del comercio minorista y la creciente competencia de actores en línea han erosionado su posición en el mercado, conduciendo a su segunda quiebra en menos de una década.
La empresa declaró sus activos estimados en el rango de $100 millones a $500 millones, mientras que sus pasivos se sitúan entre $1.000 millones y $10.000 millones. Además, informó tener entre 10.001 y 25.000 acreedores.
Este nuevo proceso de bancarrota refleja los desafíos que enfrentan los minoristas tradicionales en adaptarse a un mercado cada vez más dominado por las ventas en línea y la rápida evolución de las tendencias de consumo.
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