La Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos ha advertido que en México, el ejercito podría tomar el control del Gobierno Federal sin la necesidad de dar un golpe militar debido al peso que ejercen tanto dentro, como fuera del ámbito de la seguridad. En un documento titulado México militarizado: la guerra se perdió, pero la paz no llega, Stephanie Brewer, directora para México y Derechos de Migrantes de WOLA, expone la importancia y la influencia de las Fuerzas Armadas bajo el gobierno del actual presidente López Obrador.
“Con la seguridad en manos militares, y con las fuerzas armadas como ejecutoras de componentes importantes del proyecto de Gobierno, es dable cuestionar qué margen de poder conserva el gobierno civil frente al estamento militar”, asegura, Brewer.
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En el documento se recuerda que tras la llegada en 2018 de Andrés Manuel López Obrador, se hizo el compromiso de cambiar la fallida estrategia de seguridad de los gobiernos pasados, los cuales estuvieron basados en gran medida por el despliegue del ejercito; sin embargo, esto no ha sucedido y el presidente ha profundizado la militarización no solo en temas de seguridad, sino en otros aspectos de la vida de México.
El gobierno federal creo la Guardia Nacional, un cuerpo de seguridad supuestamente civil y que depende de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, pero en realidad se encuentra bajo las ordenes y coordinación de la Secretaría de la Defensa Nacional. López Obrador prometió quitar protagonismo a las Fuerzas Armadas; sin embargo, como presidente ha consolidado su papel y le ha otorgado más funciones fuera del tema de seguridad.
“La mayoría de los alrededor de 100 mil integrantes de la Guardia Nacional son militares, su despliegue territorial se realiza desde cuarteles y su comandante es un general”, critica Stephanie Brewer.
Ejemplo del poder que actualmente poseen las fuerzas armadas en México es el control y la administración de los puertos del país, al igual que el control de las aduanas que tiene la Secretaría de Marina Armada de México y la propia Secretaría de Defensa Nacional. Igualmente, la Sedena tiene a su cargo obras prioritarias como el Aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya y las sucursales del Banco del Bienestar. Por su parte, la Semar, será garante del Corredor Transístmico.
Stephanie Brewer asegura que en cualquier país de América Latina, el cual le dé más poder a las Fuerzas Armadas “prende alertas“. Expone que a pesar de que México nunca ha sufrido un golpe militar “el peso de las Fuerzas Armadas dentro y fuera del ámbito de la seguridad puede significar que no hace falta un golpe de Estado para que las instituciones militares ejerzan niveles de poder que, sin constituir un gobierno militar, tampoco hablan de una institucionalidad democrática saludable”.