En México 3.6 millones de personas adultas sufren depresión

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, a escala global 280 millones de personas, en promedio, sufren depresión, trastorno mental más frecuente entre mujeres que en varones, aunque también son propensos jóvenes y ancianos.

Constituye un problema importante de salud pública mundial, más de cuatro por ciento de la población vive con este cuadro.

En México, según datos de la Secretaría de Salud del gobierno federal, 3.6 millones de personas adultas la padecen; de ellas, uno por ciento son casos severos. Se caracteriza por disminución del estado de ánimo, sentimientos de tristeza, dificultad para concentrarse y alteraciones en el patrón de sueño y apetito.

 En casos severos se presenta una forma de incapacidad que afecta todos los aspectos de su vida y reacciones somáticas como dolor, hormigueo y rigidez muscular.

Al respecto, la profesora y terapeuta familiar de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza de la UNAM, Clara Haydee Solís Ponce, afirma en entrevista que es complejo “porque impacta diferentes áreas de la vida personal: familiar, laboral, educativa y social”.

Señala que según cifras del Sexto Informe de Gobierno de la Ciudad de México, durante los primeros siete meses de 2024 los casos de depresión crecieron en 16.3 por ciento, alcanzando 14 mil 248 consultas en los servicios de salud.

En ocasión del Día Mundial de la Lucha contra la Depresión -que se celebra el 13 de enero para concienciar al respecto y fomentar la búsqueda de ayuda profesional- destaca que a escala global 25 por ciento de las consultas en los servicios en esa área están relacionadas con este trastorno.

La también responsable del Programa de Atención Psicológica para la Comunidad de la FES Zaragoza apunta que además de ser multifactorial e invasivo, podría desencadenarse por interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos, y se le puede identificar cuando los síntomas suelen mantenerse más de dos semanas.

Observación

De acuerdo con la experta, es necesario distinguir cuando los cambios en el estado de ánimo sean una respuesta natural a eventos como haber reprobado un examen, romper una relación de amistad o sentimental, no haber conseguido algún ascenso, perder el empleo. “Serían situaciones que pudieran hacer que una persona tuviera una respuesta de tristeza, pero que no necesariamente se convierten en depresión”.

Solís Ponce, quien brinda atención psicológica en la FES Zaragoza y en la Clínica Universitaria de Atención a la Salud, Tamaulipas, ubicada en el municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México, refiere: “por la población que atiendo en dicha clínica, el grupo de mujeres de entre 20 años y 35 es el que más solicita los servicios, pero también es la población con mayor adherencia al tratamiento”.

Con relación a infancias y adolescentes, con base en su experiencia, el panorama cambió a partir de la pandemia por la COVID-19; es decir, hasta antes de este acontecimiento en dicho centro se atendían dificultades de conducta, alteraciones desafiantes como acoso escolar. Sin embargo, posteriormente los cuadros clínicos de depresión y ansiedad, a partir de los ocho años, comenzaron a incrementarse.

A decir de la universitaria, la crisis sanitaria visibilizó la importancia de la salud mental y que mayor número de personas se acercaran a la Clínica, entre ellos cada vez más hombres y adultos mayores.

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