Diana Huerta Ramírez: una heroína que trascendió regalando vida

Elizabeth Ortiz.

En el marco del Día Nacional de la Donación y Trasplante de Órganos y Tejidos, se rindió homenaje a la memoria de Diana Huerta Ramírez, hija de nuestro director de Noticias, Carlos Martín Huerta Macías, quien partió de este mundo el pasado 26 de abril de 2025, dejando un legado de amor, solidaridad y esperanza.

Diana fue reconocida como una verdadera “heroína”, al convertirse en donadora de órganos y, con ello, sembrar vida en otros corazones. Su historia se convirtió en símbolo de altruismo, en un llamado a reflexionar sobre la importancia de donar y en un ejemplo que trasciende más allá de su partida.

Una joven llena de vida y empatía

Durante la ceremonia de reconocimiento al Mérito Amor y Altruismo de Donadores y sus Familias”, Enrique Huerta Ramírez, hermano de Diana, compartió un mensaje profundamente emotivo en representación de su familia. Con voz entrecortada, recordó a su hermana como una mujer empática, bondadosa y llena de sueños:

“Diana tenía 28 años, era diseñadora de información visual, maratonista, emprendedora, amiguera, amante de los perros y alguien que siempre encontrarías con una sonrisa y con ganas de ayudar a los demás. Era la consentida de mis papás, la unión de nuestra familia. Nunca imaginamos que partiría tan pronto, pero hasta en ese último acto nos demostró que su vida estaba destinada a trascender”.

Enrique relató que todo cambió el 25 de abril de 2025, cuando Diana, mientras se dirigía a la Feria de Puebla, sufrió un fuerte dolor de cabeza. Horas más tarde, ya en el hospital, fue diagnosticada con un daño cerebral irreversible.

Un día después, el 26 de abril, Diana “decidió trascender”, como expresó su hermano. Fue entonces cuando, recordando las palabras que ella misma había compartido días antes sobre la belleza del gesto de donar, la familia decidió cumplir su voluntad y autorizar la donación de sus órganos.

diana Huerta
Fue entonces cuando, recordando las palabras que ella misma había compartido días antes sobre la belleza del gesto de donar

El regalo más grande: la vida

La decisión no fue sencilla. “Les mentiría si dijera que aceptar que mi hermana fuera donadora me reconfortó en ese momento. Sin embargo, después entendí que a veces no se trata de ti, sino de los demás”, confesó Enrique Huerta.

Ese acto de amor transformó el dolor en esperanza:

“Posiblemente, mientras nosotros vivíamos el momento más horrible de nuestra vida, en algún lugar una familia recibía la mejor noticia… un órgano estaba en camino y con ello, la posibilidad de salvar a un padre, a una madre, a un hermano. La donación de órganos no se trata de ti, sino de los que aún viven en la esperanza”.

Gracias a esa decisión, las córneas y los riñones de Diana hoy laten en otras personas, quienes encontraron en ella una segunda oportunidad de vida.

Una huella imborrable

Enrique subrayó el legado que su hermana dejó:

“Diana me enseñó que trascender no significa solo ser recordado, sino seguir viviendo en los latidos, en las sonrisas y en las historias de otros. Ella y miles de donadores de órganos son héroes anónimos que hacen el regalo más grande: dar vida a costa de la suya”.

También hizo un llamado a las autoridades para mejorar los procesos y trámites relacionados con la donación:

“Hasta que te encuentras inmerso en esta situación crítica valoras realmente la importancia del tema. Hay mucho trabajo por hacer para agilizar trámites y salvar el mayor número de vidas posibles. Mi hermana era candidata para donar más órganos, pero la tardanza lo impidió. No podemos dejar que eso siga ocurriendo”.

El dolor y el amor de un padre

A través de un video, Carlos Martín Huerta Macías, padre de Diana, compartió el vacío que deja la pérdida de la más pequeña de sus hijas, a quien llamó “su princesa, su consentida”.

Conmovido, envió un mensaje de reflexión:

“Ante una situación así, sean lo suficientemente generosos para donar, porque con ese gesto van a lograr que otra persona viva. Se pasa de la tragedia de una familia que pierde a un ser querido a la felicidad de otra que tiene esperanza de seguir viviendo. Eso es algo que debemos hacer todos”.

Un llamado a la esperanza

En México, más de 19 mil personas esperan un trasplante para mejorar su calidad de vida. Puebla ocupa el cuarto lugar a nivel nacional en esta lista. Sin embargo, los trasplantes apenas cubren un 10% de la necesidad real.

Por ello, eventos como este buscan sembrar conciencia. Junto con el homenaje a Diana, también se reconoció a otras nueve familias que, en medio del dolor, dijeron “sí” a la vida al donar los órganos de sus seres queridos.

Enrique Huerta cerró su mensaje con palabras que arrancaron aplausos y lágrimas:

“La donación de órganos no es el final de una vida, sino el comienzo de muchas otras. Hoy entiendo que el amor que Diana sembró se convirtió en la fuerza para seguir adelante. Que su ejemplo nos mueva a hablar del tema y a comprometernos. Porque donar es regalar esperanza”.

Un legado que trasciende

Diana Huerta Ramírez será recordada no solo como la hija, hermana y amiga entrañable que fue, sino como una heroína silenciosa que, en el momento más duro, se convirtió en vida para otros. Su historia es una invitación a reflexionar sobre el verdadero sentido de trascender: vivir en los corazones que laten gracias a la generosidad.

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