Barcelona 92 por Alejandro Cañedo
Alejandro Cañedo
Alejandro Cañedo Piesca

En el verano de 1989, en mi camino a Cataluña desde Francia un letrero de carretera llamo mi atención, decía en letras y números grandes la palabra “Barcelona 92”. A simple vista era un letrero normal que indicaban la kilómetros restantes hacia la ciudad condal desde ese punto. Realmente era un promocional sobre los en ese entonces siguientes Juegos Olímpicos a celebrarse en el verano de 1992 en esta ciudad y como una manera de explicarlo mencionaba los kilómetros exactos para llegar.

Ese año fue una gran año para España, en 1986 fue aceptada como miembros de la Unión Europea y después de 6 años estaba en pleno desarrollo y con ese empuje económico era sede de dos de los más importantes eventos mundiales, los Juegos Olímpicos de verano y la Expo universal de Sevilla.

Los dos eventos cambiaron la cara de las dos ciudades, de Sevilla ya platicamos en estas páginas, ahora es el turno de Barcelona, una ciudad con un carácter especial, fuerte, que la hace muy distinta a otras y con una mística que ha adquirido a través de la historia, la cultura, los negocios, la industria y por supuesto el futbol.

La ciudad de Barcelona tiene una gran influencia en los artistas y arquitectos del principio del siglo XX, como Antonio Gaudí que con sus emblemáticas obras le dieron la referencia Internacionales. “La Sagrada Familia”, La Casa Milàa conocida como Pedrera, que es un gran ejemplo del modernismo de la primera década de ese siglo.

Visitar Barcelona es pasear por el señorial y elegante Paseo de Gracia, disfrutar de las Ramblas, caminar por el puerto Olímpico y subir a Montjuic para desde ahí admirar el orden urbano de una ciudad que fue creciendo pensando en el presente sin olvidar su pasado con el propósito de forjar un futuro para beneplácito de sus habitantes y disfrute de sus visitantes.

Uno de los espacios más visitados es el “Parque Güell”, que es desde 1984 es patrimonio de la humanidad y que fue construido por Gaudí e inaugurado en 1922, lugar lleno de colores e imágenes que permiten al que lo visita una tranquilidad y disfrute especial.

Una buena manera de conocer la ciudad antes de ir es a través de la lectura de novelas que tengan a la ciudad como su protagonista, un autor que me gusta mucho como la describe es Ildefonso Falcones, en sus novelas “La Catedral del Mar” y la recién publicada “Pintor de Almas”.

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