El mundo de la exploración espacial está de luto. Jim Lovell, legendario astronauta y comandante de la misión Apolo 13, falleció a los 97 años en su residencia en Illinois, Estados Unidos, informó la NASA este viernes. La agencia espacial no precisó la causa de su muerte.
Lovell deja un legado imborrable en la historia de la carrera espacial, no solo por sus contribuciones científicas y técnicas, sino por el ejemplo de liderazgo y calma que demostró en momentos de extrema crisis.
We are saddened by the passing of Jim Lovell, commander of Apollo 13 and a four-time spaceflight veteran.
— NASA (@NASA) August 8, 2025
Lovell's life and work inspired millions. His courage under pressure helped forge our path to the Moon and beyond—a journey that continues today. https://t.co/AjT8qmxsZI pic.twitter.com/jBlxzgrmSk
Un ícono de la NASA y la exploración lunar
La NASA expresó sus condolencias a la familia del Capitán James A. Lovell Jr., destacando que su vida y obra inspiraron a millones alrededor del mundo.
“El carácter y la valentía inquebrantable de Jim ayudaron a nuestra nación a llegar a la Luna y transformaron una posible tragedia en un éxito del que aprendimos muchísimo. Lamentamos su fallecimiento al tiempo que celebramos sus logros”, señaló la agencia en un comunicado oficial.
Lovell fue parte de la segunda generación de astronautas de la NASA y protagonizó múltiples hitos en el programa espacial estadounidense. Voló al espacio en cuatro ocasiones, algo inédito en su época, y se convirtió en la primera persona en viajar dos veces a la Luna.
La misión Apolo 13: de una crisis a una historia de supervivencia
Aunque Lovell participó en otras misiones históricas, como Gemini 7, Gemini 12 y Apolo 8 —esta última, la primera misión tripulada en orbitar la Luna y capturar la icónica imagen de la Tierra suspendida en el vacío—, su nombre quedó grabado en la memoria colectiva por la Apolo 13 en 1970.
La misión tenía como objetivo alunizar, pero a solo días del despegue una explosión en un tanque de oxígeno obligó a abortar el plan y luchar por sobrevivir. Fue entonces cuando Lovell pronunció la frase que se volvió legendaria:
“Ok, Houston, tenemos un problema aquí”, popularizada después como “Houston, tenemos un problema”.
Su temple y capacidad de tomar decisiones bajo presión permitieron coordinar con el equipo en Tierra las maniobras que salvaron la vida de los tres astronautas a bordo. La odisea, que mantuvo en vilo al mundo durante cuatro días, fue posteriormente llevada al cine en la película “Apolo 13” (1995), protagonizada por Tom Hanks.
Un legado más allá del Apolo 13
Antes de su hazaña más recordada, Lovell ya había logrado otros hitos:
- Gemini 7 (1965): Protagonizó el vuelo espacial más largo de la década de los 60.
- Gemini 12 (1966): Completó el primer encuentro con una nave espacial tripulada.
- Apolo 8 (1968): Participó en la primera misión tripulada en orbitar la Luna, trayendo a casa la famosa imagen “Earthrise”.
En total, acumuló más de 29 días en el espacio, un récord estadounidense que se mantuvo hasta la era del transbordador espacial en los años 80.
El hombre detrás del casco
Lejos de las cámaras y los controles de misión, Jim Lovell fue un hombre que siempre reconoció que la gloria del Apolo 13 también pertenecía al equipo de control en Houston. En una entrevista en 2002, declaró:
“La misión Apolo 13 fue una decepción, un fracaso… pero también un triunfo del ingenio humano y de la cooperación entre la tripulación y el personal en Tierra para evitar una catástrofe segura”.
Con su fallecimiento, la NASA y la comunidad científica internacional recuerdan no solo a un astronauta, sino a un símbolo de resiliencia y liderazgo. Su historia seguirá inspirando a futuras generaciones de exploradores y soñadores.
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