Se impecable con tus palabras: Primer Acuerdo

Rocío González Galván.

Continuámos hablando sobre el Primer Acuerdo de Miguel Ruíz, consiste en ser impecable con tus palabras. Parece muy simple, pero es sumamente poderoso. … Independientemente de la lengua que hables, tu intención se pone de manifiesto a través de las palabras. Lo que sueñas, lo que sientes y lo que realmente eres, lo muestras por medio de las palabras.

La palabra es la herramienta más poderosa que tiene el hombre: es capaz de crear y destruir, de generar y modificar estados de ánimo en otras personas y en nosotros mismos. Y nosotros la usamos continuamente sin valorar el potencial que tenemos entre las manos.

Estamos demasiado acostumbrados a expresar nuestra opinión sobre los demás y sobre sus vidas. Lo hacemos de manera totalmente gratuita y sin que nadie nos lo pida. Y, peor aún, sin ser conscientes del efecto que tendrán nuestras palabras sobre la persona que las recibe. 

Cada uno vivimos con nuestras propias creencias. Estas pueden reafirmarse o desmoronarse por afirmaciones de boca de los demás.

“Un pecado es cualquier cosa que haces y que va contra ti. Todo lo que sientas, creas o digas que vaya contra ti, es un pecado. Vas contra ti cuando te juzgas y te culpas por cualquier cosa. No pecar es hacer exactamente lo contrario. Ser impecable es no ir contra ti mismo. Cuando eres impecable, asumes la responsabilidad de tus actos, pero sin juzgarte ni culparte”.

Usamos habitualmente las palabras para criticar, juzgar, corregir, maldecir…

Y en algunas pocas ocasiones para agradecer, fortificar, animar y ayudar. Cuando yo agredo a otra persona con mis palabras, en realidad me estoy agrediendo a mí mismo. Lo que yo le diga le va a generar resentimiento hacia mí. De modo que la negatividad que acabo de lanzarle me viene de vuelta como un boomerang. En cambio, si mis palabras son positivas e impecables, recibiré de vuelta la misma buena energía con la que yo las he pronunciado.

Les comparto la colaboración de Rocío González y el tema: Se Impecable con tus palabras:

“Siempre que escuchamos una opinión y la creemos, llegamos a un acuerdo que pasa a formar parte de nuestro sistema de creencias”

Las personas que nos quieren también nos mandan fuertes cargas negativas con sus palabras. Pero debemos perdonarlos porque no son conscientes de su potencial, ni del daño que hacen. A menudo, opiniones que los padres vertimos sobre nuestros hijos, los dejan marcados de por vida.

No sólo nos condicionan las opiniones sobre nosotros, sino también sobre los demás. A menudo, la opinión sobre alguien que ni siquiera conocemos se ve afectada por las palabras que alguien ha pronunciado sobre él. Esa opinión puede estar fundada en su propia experiencia, que no tiene por qué ser la nuestra. O por pura negatividad y como venganza a algún aspecto que en su relación con esa persona no salió como esperaba. Indudablemente, nuestra relación con esa persona se verá condicionada por la opinión que nos han hecho llegar.

Si ya estás viendo cómo podemos hacer daño a otras personas, o ser dañados, con el simple poder de la palabra, has de saber que esta herramienta la usamos, sobre todo y sin ningún atisbo de compasión, contra nosotros mismos. Es lo que conocemos como diálogo interior. Nos pasamos el día diciéndonos cosas como “Siempre llegas tarde”, “Es que nunca aprendes”, “¿Cómo puedo ser tan tonta?”, “Estoy espantosa”, “Siempre lo hago todo mal”, etc. Sé impecable con tus palabras y deja de hacerte daño. Si recibiésemos esos comentarios de otra persona, lo más probable es que nos enfadásemos con ella. Y mucho.

Pero aceptamos la autoagresión como algo lícito y normal. Estamos tan acostumbrados a este diálogo interior destructivo que ni siquiera somos capaces de escucharlo a nivel consciente. Hemos integrado en nuestra vida ese parloteo incesante como el zumbido del aire acondicionado o el sonido del motor de nuestro coche. Pero eso no nos libra de que nuestro subconsciente recoja esos dardos envenenados y vaya minando nuestra autoestima.

“Este primer acuerdo es muy poderoso. Utiliza tus palabras apropiadamente. Utiliza tus palabras para compartir tu amor… Empieza por ti. A ti mismo, di que eres una persona maravillosa. Di cuanto te amas. Utiliza las palabras para romper todos esos pequeños acuerdos que te hacen sufrir.

Este acuerdo, por sí solo, es capaz de cambiar tu vida

¡Cuidado! Este contenido es como el oro: ¡no se puede duplicar!