A cuatro años de la tragedia Familiares y amigos recuerdan con profunda pena a los doce fallecidos en el sismo del 19 de septiembre del 2017 en el templo que sigue ruinas de Atzala.
Agustina Ayala Mielma, familiar de seis de los doce fallecidos conserva en un enorme altar las fotografías y muchos gratos recuerdos acompañados del cariño, solidaridad y buenos deseos no sólo del pueblo de Atzala, si no de los poblanos a cuatro años de distancia de la tragedia.
Este domingo 19 de septiembre unos 20 pobladores acudieron al panteón para llevar flores y elevar plegarias por el eterno descanso de ocho adultos y cuatro niños que murieron en esta misma fecha pero en 2017 bajo los escombros de la Iglesia de Santiago Apóstol en Atzala.
En Atzala no han sanado las heridas del corazón
El 19 de Septiembre vino a cambiar la vida de todos nosotros, aún se siente la tristeza, no han sanado las heridas del corazón, narra la señora Agustina Ayala Vielma, mientras reza algunas fotografías de los doce fallecidos en el templo de Atzala.
“Extraño la sonrisa de todos, sobretodo de los niños, eran muy allegados a nosotros, éramos una familia completa, aquel 19 de Septiembre estaban en misa cuatro niños y los cuatro fallecieron”, platica Agustina mientras corta foami en forma de estrella para colocar la foto de los seis miembros de su familia, en un enorme altar con un lienzo blanco, nos cuenta la tía Agustina.
El templo de Santiago Atzala se convirtió en el epicentro del dolor el 19 de Septiembre del 2017, la celebración de un bautizo terminó en tragedia cuando un sismo de 7.1 grados desprendió el cinturón de la cúpula y sepultó a doce personas, ocho adultos y cuatro niños.
“Cuando empezó el temblor nos hincamos, cuanto dolor se siente todavía, cuando me levanté casi todos habían salido del templo, todos los de esa familia habían quedado sepultados, narra con sentimiento la señora María Morales, sobreviviente del sismo del 19S.
El templo de Atzala es un edificio del siglo 16 que se mantiene en ruinas, con una torre colapsada, sin techo y sin un trozo de concreto, él que sepultó a doce personas.
Se trata del mismo lugar donde acomodaron los cuerpos hoy es una capilla donde no se puede ingresar sin cubreboca, sin gel antibacterial, sin que saniticen las bancas donde por salud únicamente pueden sentarse dos personas.