Parte 1
1. Se realista con tus cualidades y defectos
De hecho, no eres un ser dividido entre bueno y malo, cualidades y defectos. Cambia éste título por características positivas y negativas y te darás cuenta que en algún momento una “cualidad” se convierte en “defecto” y viceversa. No somos perfectos, y la intención no es serlo. El objetivo es ser feliz. Así que para lograrlo debemos aceptar las cosas que no hacemos tan bien y aprender de ello. Y por supuesto, no restarle importancia a las cosas que sabemos hacer bien, sino valorarlas como se merecen.
2. Empieza a pensar en positivo, dando a las cosas y circunstancias su justo valor.
¿Qué te parecería cambiar tus pensamientos? De El ”no puedo” o “Debo” por “ NO QUIERO”. Creo que le bajarías 3 rayitas a tu perfección; y podrás decidir exactamente lo que tú quieres.
3. Ponte metas realistas y que puedas cumplir.
Sobretodo que sean metas tuyas, ni de tus padres, pareja, amigos, jefe. Si te equivocas, aprendes de ello sin culparte, ya que fallar es una manera de saber cómo hacerlo de manera diferente. Te dejo una frase de Tomas Watson (Director de IBM): “La manera de triunfar es duplicando el número de fallas”
4. No te compares
Tú eres el dueño de tu mundo. Céntrate en ti. Siempre habrá alguien mejor y peor que tú. Envidiando e idealizando la vida del resto lo único que consigues es sentirte infeliz. Nadie tiene una historia como la tuya, ni buena ni mala.
5. Acéptate y perdónate
Escribe una carta en la que describas todo aquello que no te gusta de ti, y todo aquello de lo que te sientes culpable.
Léela con atención y valora lo que puedes mejorar y rómpela. A partir de éste momento empieza de cero, con todo lo que has aprendido dejando atrás la culpa, asumiendo tu responsabilidad.
Aún estás a tiempo de hacer borrón y cuenta nueva.