Mis heridas a través de mis máscaras. Por Rocío González

Aceptar nuestra experiencia no significa que ésta represente totalmente nuestra vida; más bien, se trata de aprender a través de lo que vivimos y reconocer lo que es y no benéfico para nosotros.

Todo lo que decidimos, pensamos o decimos o no, entraña consecuencias.

Todos tenemos muchas creencias que nos impiden ser lo que deseamos ser.

A nadie más que a uno mismo le compete decidir ser el dueño de su vida y de sus emociones.

Después de conocer la alegría de ser tú mismo en la primera etapa de tu existencia, conoces el dolor de no tener derecho de ser tú mismo, llegando en seguida al periodo de crisis, de rebeldía para transformarte en lo que los demás quieren que seas, lo cual te mantiene en tu etapa adulta como una persona enojada o en permanente situación de crisis, creando numerosas máscaras o nuevas personalidades que te servirán para protegerte de cualquier sufrimiento.

Estas defensas son 5 y corresponden a 5 grandes Heridas.

El recurrir a las máscaras es la consecuencia de desear ocultar lo que aún no hemos podido poner en orden.