Thalía Becerra
La Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) aprobó por consenso la creación del primer panel científico para la gobernanza de la inteligencia artificial (IA).
Este organismo, resultado de meses de negociación, tiene como objetivo proporcionar evaluaciones científicas sobre las oportunidades, riesgos e impactos de la inteligencia artificial a nivel global.
La propuesta, impulsada por los embajadores de España y Costa Rica, busca sentar las bases para un marco común que guíe el desarrollo y uso de esta tecnología de manera segura y ética.

Un panel de expertos y con carácter consultivo
El nuevo organismo estará compuesto por 40 expertos bajo criterios de equilibrio geográfico. Contará con dos presidencias, una de un país desarrollado y otra de uno en desarrollo, y sus miembros tendrán un mandato de tres años.
La función principal del panel será emitir informes anuales de carácter no prescriptivo, lo que significa que su labor será meramente consultiva y servirá como guía para la toma de decisiones de la comunidad internacional.
La resolución también establece la celebración de un “diálogo global sobre la IA” cada año, un foro abierto a funcionarios y expertos para debatir las implicaciones de la tecnología en ámbitos sociales, económicos, éticos y técnicos.
Discrepancias en el consenso
A pesar de la aprobación, el debate evidenció tensiones entre países. Argentina retiró su apoyo en el último momento, argumentando que el texto incluía referencias al Pacto del Futuro de la ONU, del cual el país se ha desvinculado.
Por su parte, la delegación de Estados Unidos mantuvo su apoyo formal, pero se desmarcó de algunas partes del texto y enfatizó que el panel es no vinculante.
La representante estadounidense expresó su rechazo a los esfuerzos de los organismos globales por ejercer una influencia indebida, argumentando que una sobrerregulación podría sofocar la innovación y aumentar la censura.

Un hito para la regulación internacional de la IA
La creación de este panel marca un hito en la búsqueda de un marco internacional para la regulación de la inteligencia artificial.
Sin embargo, las discrepancias entre los Estados miembros reflejan los desafíos que aún persisten para lograr una gobernanza global integral y unánime en torno a una de las tecnologías más influyentes del siglo XXI.
El camino hacia un consenso total será complejo y requerirá un compromiso continuo de todos los actores.
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