Las famosas Tortitas de Santa Clara en Puebla es el postre más conocido y vendido con leyendas a su alrededor.
La técnica que utilizan y su manera tradicional para elaborar esta deliciosa Tortita de Santa Clara, representa una de las artesanías más ricas de los poblanos.
Es una galleta de vainilla cubierta con una mezcla hecha de piloncillo de pepita. Esta combinación ha sido elogiada por miles de turistas que se deleitan con este postre de los poblanos.
Están hechas a base de masa de harina de trigo. Está hecho a base de semillas de calabaza, azúcar, agua, leche y tequesquite (sal artesanal) para el relleno y agua, azúcar glas, manteca de cerdo, yemas de huevo, harina y bicarbonato de sodio para la base.
Es una mezcla de sabores dulces, salados y deliciosos, el resultado son estas famosas y delirante tortitas de Santa Clara.
Historia
En la época colonial, cuando se mezclaron las diversas culturas y costumbres que existían en el país, los conquistadores españoles traían ingredientes y recetas de sus lugares de origen, que compartieron con los indígenas. Al no encontrar en México los mismos ingredientes que traían de España, tuvieron que adaptarse a los que encontraban en la región, y así se crearon cientos de platillos típicos de esta mezcla cultural.
Leyenda
Se sabe que una monja del convento de Santa Clara, se encontraba desesperada por crear un nuevo postre, y combinaba todos los ingredientes que tenía a la mano.
En una de sus oportunidades, mezcló el dulce de pepita que habían inventado en ese convento para hacer una galleta y así fue como nació uno de los dulces más tradicionales de Puebla, al que nombraron con el mismo nombre del convento de su origen: La Tortita de Santa Clara.
En la actualidad son ampliamente comercializadas tanto dentro como al interior del estado de Puebla, debido a su fácil manufacturación así como su amplia aceptación por el público en general.
¿Dónde las encuentro?
Dentro del estado de Puebla es común encontrarlas en los locales del centro histórico, siendo los más concurridos los localizados en la calle 6 oriente, llamada la Calle de los Dulces.
No hay poblano que no haya probado este pequeño manjar en algún momento de la vida. Y es que resulta indudable caer ante su encanto con solo verlo exhibido o escuchar de su sabor.