Una de las muchas cosas que distinguen a Puebla son sus dulces, sabrosos, bellos y de nombres peculiares: mostachones, mazapanes, macarrones, condumios de cacahuate, mechitas de ángel, tortitas de cielo, molletes, arrayanes, rompemuelas, muéganos, gaznates, novias, marinas y, por supuesto, camotes y borrachitos.
Los dulces típicos de Puebla son considerados una delicia desde la época Colonial. Llegaron a ser tan famosos que se construyó un edificio imitando en sus adornos a los alfeñiques (dulces de pasta de azúcar con aceite de almendra, de aquí que a este edificio se le llamara «la Casa del Alfeñique», una joya colonial.
El camote, dulce que sirve de apodo a la afición del equipo de futbol poblano («Los camoteros») se dice que tuvo un origen un poco casual: en un convento de monjas, uno de los niños decidió hacerle una broma a una monja que tenía una olla al fuego; cogió un camote, lo echó a la olla, lo revolvió con azúcar y lo batió para que se formara una masa que fuera difícil de quitar a la hora de lavarla. Al rato llegó la monja, probó la revoltura y le gustó. Y ahí nació el camote como dulce típico de Puebla.
La Calle de los Dulces se ubica en la 6 Oriente, en el corazón del Centro Histórico de Puebla. Fue allí donde se fundó la primera dulcería: Victoria Ortiz, una señorita poblana, tuvo la idea de fundar una tienda para vender los dulces y la repostería que le habían dado prestigio entre sus amistades y conocidos.
Esa tienda se llamó «La Gran Fama», tuvo un éxito inmediato y fue seguida por otra de nombre «El Lirio», también de la señorita Ortiz.
Poco a poco la calle en la que se ubicaban fue llenándose de negocios dulceros que aportaron sus propias recetas y su manera particular de prepararlas.»La Gran Fama» aún existe, pertenece a la misma familia fundadora, y conserva el nombre, la calidad de sus productos y su reputación como la más antigua de «La Calle de los Dulces» de Puebla. Está en la 6 Oriente Nº 208.