La reconocida activista sueca Greta Thunberg fue deportada de Israel y llegó a París este martes 10 de junio, un día después de que el barco en el que viajaba con otros activistas, el velero Madleen, fuera interceptado por fuerzas israelíes en su intento de llevar ayuda humanitaria y romper el bloqueo de Gaza. Tras su expulsión, Thunberg denunció que Israel “secuestró” a los activistas, desatando una nueva controversia internacional en torno al conflicto palestino-israelí y la situación en la Franja de Gaza.
La interceptación del Madleen y la detención de los activistas
El incidente que llevó a la deportación de Greta Thunberg ocurrió cuando el velero Madleen, con 12 activistas pro-Palestinos a bordo, intentaba alcanzar la Franja de Gaza. El objetivo declarado de la misión era entregar ayuda humanitaria y, simbólicamente, romper el bloqueo impuesto sobre el enclave palestino.
Según la declaración de la propia Thunberg tras su llegada a París, el barco fue interceptado por la Marina israelí en “aguas internacionales”. Esta afirmación es crucial, ya que si la intercepción ocurrió fuera de las aguas territoriales israelíes, podría plantear preguntas sobre la legalidad de la acción bajo el derecho internacional. Tras la interceptación, el velero Madleen y sus ocupantes fueron escoltados por las fuerzas navales israelíes hasta el puerto de Ashdod, en Israel.
A bordo del Madleen viajaban activistas de diversas nacionalidades, lo que subraya el carácter internacional de la misión. Greta Thunberg mencionó que los activistas provenían de Francia, Alemania, Brasil, Turquía, Suecia, España y los Países Bajos, reflejando la creciente preocupación global por la situación humanitaria en Gaza.

Deportación y el trayecto a París
Tras ser llevada a Ashdod, Greta Thunberg fue procesada por las autoridades israelíes. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel confirmó que la activista sueca había aceptado ser deportada. El martes por la mañana, Thunberg partió de Tel Aviv en un vuelo con destino a Francia. Su llegada al aeropuerto Charles de Gaulle en París se registró el mismo martes, después del mediodía, poniendo fin a su breve y controversial estancia en Israel.
La deportación de Greta Thunberg, una figura globalmente reconocida por su activismo climático, atrajo una atención significativa de los medios internacionales. Su participación en una misión de ayuda humanitaria hacia Gaza, un tema altamente sensible, llevó la causa palestina a los titulares, amplificando el debate sobre el bloqueo y las condiciones de vida en la Franja.
La fuerte declaración de Greta Thunberg: “Israel nos secuestró”
Tras su llegada a París, Greta Thunberg no guardó silencio. En una declaración contundente, la activista acusó a Israel de haber “secuestrado” a los activistas pro-Palestinos que viajaban en el velero Madleen. Esta declaración, que utiliza una palabra de fuerte carga, resalta la percepción de los activistas sobre la ilegalidad de la acción israelí en “aguas internacionales”.
Más allá de la acusación de “secuestro”, Thunberg aprovechó la plataforma para reiterar sus demandas y preocupaciones sobre la situación en Gaza. Expresó su inquietud por el destino de aquellos activistas que se negaron a firmar los documentos que permitirían su expulsión de Israel, y exigió su liberación inmediata. Además, hizo un llamado enfático a la comunidad internacional para:
- Garantizar la entrada de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza.
- Lograr un alto el fuego inmediato en la región.
- Poner fin a la ocupación israelí de los territorios palestinos.
Estas demandas se alinean con las peticiones de numerosas organizaciones humanitarias y grupos de derechos humanos que han estado alertando sobre la crisis en Gaza, agravada por años de bloqueo y conflictos recurrentes.

El bloqueo de Gaza y la controversia internacional
El bloqueo de la Franja de Gaza, impuesto por Israel y Egipto tras la toma de poder de Hamás en 2007, ha sido una fuente constante de controversia internacional. Israel argumenta que el bloqueo es necesario por razones de seguridad, para prevenir la entrada de armas y materiales que puedan ser utilizados por grupos militantes. Sin embargo, críticos y organizaciones humanitarias sostienen que el bloqueo constituye un castigo colectivo a la población civil, ha provocado una grave crisis humanitaria y ha afectado severamente la economía de la Franja.
Las misiones de “flotillas de la libertad” o barcos de ayuda humanitaria que intentan romper el bloqueo no son nuevas, y varias de ellas han resultado en enfrentamientos y detenciones por parte de las fuerzas israelíes, con distintos grados de violencia. La participación de una figura de la talla de Greta Thunberg en una de estas misiones elevó el perfil del debate y volvió a poner los ojos del mundo sobre la compleja situación en Gaza.
La postura de Greta Thunberg, aunque principalmente conocida por su activismo climático, se ha extendido a otras causas humanitarias y de justicia social, lo que ha generado apoyo en algunos sectores y críticas en otros. Su implicación en el conflicto palestino-israelí, un tema geopolítico de enorme complejidad y sensibilidad, ha añadido una nueva dimensión a su ya influyente voz.
La llegada de Thunberg a París marca el fin de este episodio en Israel, pero las implicaciones de su activismo en esta causa y las demandas que ha hecho resuenan en un contexto internacional ya cargado de tensiones y debates sobre derechos humanos y el conflicto en Oriente Medio. La comunidad internacional continuará observando de cerca las acciones de Israel y la respuesta a las peticiones de ayuda humanitaria para la Franja de Gaza.
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