Dr Sergio I. Assia Robles
Estamos de acuerdo en que la pandemia afectó a todas las actividades humanas durante 18 meses, pero lo que tendrá mas trascendencia en el tiempo, es el aislamiento infantil, que ha acarreado consecuencias psicológicas, médicas, sociales, psicomotrices, violencia intra-familiar, entre muchas otras.
El asilamiento infantil fue quizá la primera medida tomada en el inicio de la pandemia, eso fue fácil, lo difícil ahora es regresar; recordemos que el discurso oficial era que no regresarían los niños hasta que no estuviéramos en semáforo verde, que el personal y los alumnos estuvieran vacunados y que las escuelas estuvieran preparadas con la infraestructura adecuada para minimizar los contagios.
A mas de un año de distancia y en medio de un brote igual o mayor al anterior, con una cobertura de vacunación de apenas por encima del 20% de la población mexicana, con escuelas vandalizadas y deterioradas por falta de mantenimiento, estamos muy lejos de cumplir esas premisas; por lo tanto, el regreso a clases esta siendo tan cuestionado por padres de familia, maestros y los mismos alumnos.
Las clases presenciales las vamos a describir como la actividad humana en la que un grupo de personas se reúnen en un espacio común, con propósitos de aprendizaje, esa actividad la llevamos a cabo generalmente en una escuela, donde, para evitar contagios, deben establecerse protocolos estrictos que incluyan los lineamientos de la autoridad, como por ejemplo, instalar un “Comité COVID” que supervise esas normas, tales como: filtros en la entrada para identificar casos sospechosos, con cuestionarios, termómetros, pruebas y gel antibacterial, llevar cubreboca ajustado para los mayores de 4 años, el salón de clases debe estar ventilado, de preferencia con monitor de CO2, el número de estudiantes debe ser limitado de acuerdo al semáforo epidemiológico, para un espaciamiento correcto en el aula, tener agua para lavado de manos y tener disponibles pruebas para detectar contagios oportunamente, usar técnica de cohortes o burbujas para aislamiento selectivo para evitar cierre de escuelas, en fin una serie de procedimientos que requieren recursos y organización; aquí comienzan los problemas, sin duda las escuelas privadas tendrán mayores probabilidades de reunir esos requisitos, las publicas, por razones de infraestructura, recursos, sobrepoblación, falta de agua estarán mas lejos de alcanzar estándares mínimos de seguridad para minimizar contagios.
Por lo anterior, no hay duda de la urgencia de regresar a clases, sin embargo tenemos que seguir una hoja de ruta estricta, asegurarnos que cada escuela cuenta con las condiciones estructurales y con los recursos suficientes para la higiene general e individual del personal y los alumnos, sin duda las vacunas son un arma poderosa para alcanzar inmunidad de grupo en las instituciones, sin embargo como vemos en la actualidad, la poca disponibilidad del biológico hace que se vea lejano el que se puedan vacunar niños y adolescentes.
El gobierno ha negado la importancia de la vacunación en menores, ha minimizado la aparición de variantes del virus y no ha promovido políticas claras de uso de cubreboca o de ventilación de espacios.
La postura: de los diferentes colegios de Pediatría del país es la siguiente:
1.- El regreso a clases es una actividad esencial en la sociedad y debe ser impostergable
2.- Los niños pueden contagiarse, algunos, aunque en menor proporción que los mayores, pueden enfermar gravemente.
3.- Debemos actuar en equipo para lograr el objetivo de regreso a clases seguro, siguiendo los lineamientos de las autoridades y creando equipos escolares comprometidos con la protección de los niños y evitar la propagación de la enfermedad.
4.- Por ultimo el retorno a clases debe estar condicionado y ser congruente a la:
- Situación epidemiológica
- Infraestructura particular de cada escuela.
- Establecer una relación informada y coordinada entre autoridades, docentes, padres de familia y los mismos alumnos.
- Implementación de protocolos de protección, supervisados de acurdo a cada situación epidemiológica.
- Tener la flexibilidad de avanzar o retroceder en el proceso de regreso a clases de acuerdo con el comportamiento de la epidemia.
En fin, en el proceso de regreso a clases, no hay blancos ni negros, no hay respuestas absolutas, no existe el riesgo cero, debemos tomar decisiones congruentes con nuestro propósito de beneficiar a los niños, evaluar los riesgos y beneficios y juntos gobierno y sociedad decidir el momento y el lugar mas adecuado para fomentar el desarrollo de la educación<
Animo y hasta le próxima semana!
@sergioassia