El gas natural no tiene olor, las compañías agregan sustancias químicas para detectar fugas.
El gas natural es una de las principales fuentes de energía que alimenta estufas, calentadores y otros aparatos en miles de hogares. Este gas es básicamente metano y este compuesto en sí es inodoro.
Debido a los riesgos que puede causar una fuga de este gas (asfixia, intoxicación, potencial riesgo de incendio y explosión…) los proveedores agregan intencionadamente el olor, es decir odorizan el gas natural con diferentes compuestos químicos como una alerta olfativa para que sea fácilmente detectable.
Esos compuestos químicos, como el metil mercaptano, contienen azufre en su composición lo que le confieren ese olor tan característico y de ahí que la frase “huele a gas” tenga sentido.