La tradición de dar regalos en Navidad se remonta a épocas antiguas cuando durante el solsticio de invierno y el cambio de año era obligatorio ofrecer obsequios a los reyes y dioses e intercambiar objetos con los seres queridos, con el fin de pedirle a los dioses que continuasen siendo generosos en el futuro, agradecerles el buen año y compartir con los demás parte de los elementos materiales obtenidos en ese período.
Una de las diosas más conocidas era Saturnalia, una celebración de la antigua Roma en la que se honraba a Saturno, Dios del grano y la agricultura.
La misma tenía lugar entre el 17 y el 24 de diciembre e incluía a menudo el intercambio de regalos como deseo de buena fortuna para la próxima cosecha. Hay quienes creen que el cristianismo se apropió de esta celebración para facilitar la conversión de estos pueblos a su religión y con el correr de los años evolucionó a lo que hoy conocemos como Navidad.