En un fallo que ha generado un terremoto en el ámbito migratorio y político, la Corte Suprema de Estados Unidos ha dado un respaldo crucial al gobierno de Donald Trump, permitiéndole avanzar con la revocación del “parole humanitario” que beneficiaba a más de 500 mil migrantes provenientes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela.
Esta decisión, con fecha del 30 de mayo de 2025, no solo representa un revés significativo para cientos de miles de personas que habían encontrado un estatus temporal de residencia y trabajo en el país, sino que también intensifica la agenda de control migratorio de la administración. La resolución de la máxima instancia judicial estadounidense levanta las órdenes de tribunales inferiores que habían bloqueado la cancelación de estos programas de protección temporal.
Esto significa que el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ahora tiene la autoridad para poner fin a los permisos que otorgaban un estatus legal provisional a migrantes de estas cuatro naciones, exponiéndolos a un riesgo inminente de deportación y profundizando la incertidumbre para comunidades enteras.

Golpe a la protección humanitaria
El “parole humanitario” es una figura legal que permite a individuos ingresar o permanecer en Estados Unidos por razones humanitarias urgentes o para un beneficio público significativo, incluso si no cumplen con los requisitos de visa tradicionales.
En el caso de los migrantes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela, este permiso había sido una tabla de salvación frente a crisis políticas, económicas y humanitarias en sus países de origen, brindándoles la oportunidad de buscar refugio y reconstruir sus vidas de manera temporal en territorio estadounidense.
La administración Trump ha argumentado que estos permisos fueron “mal utilizados” y que su eliminación es necesaria para recuperar el “control de las fronteras” de Estados Unidos. Esta narrativa, según críticos y organizaciones de derechos humanos, forma parte de una estrategia más amplia de criminalización de la migración y ha sido calificada como una política de exclusión y racismo institucional que estigmatiza a comunidades del Caribe y Latinoamérica.
La decisión de la Corte Suprema de suspender una orden de un tribunal inferior que exigía evaluaciones individuales para cada caso, ha simplificado el proceso para el DHS, permitiéndole proceder con las cancelaciones de manera más expedita y masiva. Esta medida afecta directamente a un grupo vulnerable que ya había establecido lazos en Estados Unidos, con empleos, escuelas y familias que ahora enfrentan la amenaza de la separación y la deportación.
El alcance de la decisión de la Corte Suprema
Más allá de los 500 mil migrantes directamente impactados de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela que habían recibido el parole humanitario, la decisión de la Corte Suprema tiene un alcance aún mayor. En otro caso relacionado, el tribunal también ha permitido al gobierno federal revocar el estatus legal temporal de aproximadamente 350 mil migrantes venezolanos adicionales, elevando la cifra total de personas expuestas a la deportación a cerca de un millón.
Para los afectados, las consecuencias son devastadoras:
- Pérdida del estatus legal: Esto implica la anulación de sus permisos de residencia y trabajo, dejándolos en una situación de irregularidad migratoria.
- Amenaza de deportación: Sin protección legal, estos migrantes quedan expuestos a ser detenidos y deportados a sus países de origen, donde muchos enfrentan condiciones adversas y peligrosas.
- Separación familiar: La revocación del estatus legal puede derivar en la separación de familias, especialmente si algunos miembros tienen un estatus migratorio diferente o son ciudadanos estadounidenses.
- Incertidumbre y miedo: La decisión genera un ambiente de gran ansiedad y temor entre las comunidades migrantes, afectando su bienestar psicológico y su capacidad para planificar el futuro.
La rapidez con la que esta medida puede implementarse, ahora que la Corte Suprema ha levantado las objeciones de tribunales inferiores, es una preocupación adicional para los defensores de los derechos de los migrantes, quienes ven en esta acción un camino expedito hacia las deportaciones masivas.

El futuro de la política migratoria
La noticia ha provocado una oleada de reacciones en diferentes sectores. Organizaciones pro-migrantes han condenado enérgicamente la decisión, calificándola de inhumana y perjudicial para la sociedad estadounidense. Argumentan que la revocación del parole humanitario no solo desmantela protecciones vitales, sino que también ignora las profundas razones humanitarias que llevaron a estos individuos a buscar refugio en Estados Unidos.
Por otro lado, los partidarios de una política migratoria más restrictiva aplauden la decisión de la Corte Suprema, considerándola un paso necesario para afirmar la soberanía nacional y controlar el flujo migratorio. La administración Trump ha reiterado su compromiso con una agenda de “fronteras seguras”, que incluye la reducción drástica de la inmigración irregular y la revisión de los programas de protección temporal.
Este fallo de la Corte Suprema subraya la polarización que existe en Estados Unidos en torno a la política migratoria y consolida la capacidad del poder ejecutivo para implementar medidas más estrictas en esta área. En los próximos meses, se espera un aumento en las deportaciones y una mayor presión sobre las comunidades migrantes, mientras que las organizaciones de apoyo buscarán vías legales y humanitarias para mitigar el impacto de esta trascendental decisión.
El futuro de estos más de 500 mil migrantes se vislumbra incierto, dependiendo de la evolución de las políticas gubernamentales y de la capacidad de resistencia de la sociedad civil.
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