Por Laura Ramírez
Distintas variedades de pan de muerto que disfrutarás
En las fiestas de Día de Muertos no puede faltar el típico Pan de Muertos, comerlo, es una manera de honrar y recordar a nuestros difuntos.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia afirma que el origen de este se remonta a la Colonia, aunque inspirado en rituales prehispánicos.
Significado de las Hojaldras
Es uno de los panes más conocidos es la famosa hojaldra, que tiene diferentes significados:
Tiene una forma circular: significa el ciclo de la vida y la muerte.
La bola al centro: representa el cráneo o el corazón del difunto.
Se hacen cuatro canillas: son una alusión a los huesos. Están colocadas en forma de cruz que indican los cuatro rumbos del universo (agua, tierra, fuego y aire); también los cuatro puntos cardinales del calendario azteca, esenciales para el retorno de los muertos a casa, relacionados con un dios distinto: Quetzalcátl, Xipototec, Tlaloc y Tezcatlipoca.
Se espolvorea ajonjolí: significan las lágrimas de los vivos que lamentan al difunto.
Tiene un sabor a azahar: evoca el recuerdo de los difuntos.
El pan de muerto, presente en los altares mexicanos durante las ofrendas del 1 y 2 de noviembre, representa a la muerte con su característica forma circular que es alegoría del ciclo de la vida, y con las figuras que lo adornan con forma de hueso, con un círculo en la parte superior que simboliza un cráneo.
En Puebla existen panes que se espolvorean con ajonjolí, los que incluyen en su mezcla esencia de azahar y uno más que se coloca en altares, con textura seca y color amarillo, llamado sequillo.
El pan hecho en la región de la Mixteca poblana se caracteriza por estar espolvoreado con azúcar roja, la cual simboliza la sangre roja de los difuntos.
Si en los siguientes días viajas a esta zona, definitivamente debes probarlo.
Pan de Zacatlán
Huaquechula Puebla
Este pueblo es célebre por los altares monumentales de Días de Muertos, y el pan que colocan en ellos, para que los difuntos lo disfruten todo el año, es conocido como rosquetes.
Están hechos con harina, mantequilla, agua de azahar y su forma representa una calavera.
Los decoran con betún blanco y como toque final los espolvorean con azúcar rosa. Ricos, coloridos y originales.
En Huaquechula se montan los altares monumentales y es imprescindible agregar varias piezas de rosquetes, un pan frío al que se unta betún, hecho con una mezcla de clara de huevo, agua de azahar, mantequilla y azúcar, les llaman rosquetes
No pueden faltar los golletes y el tlacotonal
Tlacotonal
Es un pan redondo, ovalada o simular la forma de un muñeco.
Golletes
Es una rosca mediana cubierta de azúcar color rosa mexicano extremadamente brillante que lo hace sobresalir de otras piezas de repostería.
En otros estados como Tlaxcala se preparan panes alargados o redondos con los mismos ingredientes del pan de fiesta, que lleva huevo y hierbas frescas.
En Hidalgo se encuentran cajitas que simulan a los féretros usados para el entierro, así como la rosca de la vida, que es duro y se adorna con “huesos” de manteca.
Pomuch Campeche
El “pueblo que huele a pan”: así es como se le conoce a Pomuch. Durante los tres días que duran sus fiestas de muertos, sus hornos de piedra y leña de tukul no paran de producir panes de muertos.
Vainilla, canela, anís, agua de azahares y ciruela pasa son los ingredientes que hacen a este pan memorable.
Pan de ofrenda en Michoacán
En diferentes localidades del país existen panes con formas humanas, de animales o de flores y, en Santa Fe de la Laguna y la zona purépecha de este estado, es común hallar estas piezas comestibles en los altares y ofrendas en honor a los difuntos.
Algunos se elaboran solo con harina de trigo, azúcar y sal, y a otros se les agrega una cobertura de azúcar con colorante rosa.
Otros muy similares se consumen en Estado de México y los pueblos originarios de la CDMX.
Chiapas, pan antropomorfo
Como en el caso anterior, su forma es la de una persona.
Por lo general, su receta es muy sencilla y lleva harina de trigo, azúcar y sal, y se adorna con masa coloreada de rojo, amarillo y verde pues son los pigmentos que están al alcance en las tienditas comunales y ejidos de la zona Metropolitana y de los Altos.
También se suele preparar la hojaldra, otro pan que tiene manteca de cerdo para lograr su textura más compacta y sabor goloso.
Oaxaca, pan borrego
Se vende en el tianguis de Miahuatlán de Porfirio Díaz, en la Sierra Sur de Oaxaca.
Es grande y tiene una forma que asemeja a este animal, con un rostro hecho con masa, además de patitas y ornamentos hechos con azúcar rosa o al natural.
Se hornea con leña, se barniza para que quede brillante y se hace con el método tradicional de este poblado panadero.
Es dulce y suave y también se utiliza cuando se pide a la novia para un casamiento.
Pan de yema oaxaqueño
El origen del pan de yema oaxaqueño radica en las festividades como el Día de Muertos y en Todos los Santos, a principios de Noviembre.
En estas fechas se les colocan caritas hechas de alfeñique y se vende como pan de muerto.
Con sabor a piloncillo, se suelen colocar en altar de los niños difuntos en Miahuatlán, emulando a los panes de yema más grandes con rostros antropomorfos.
Ciudad de México y Oaxaca de golletes
Estas roscas son muy vistosas y se tiñen de rosa intenso.
Es común encontrarlas en los mercados, donde sus vendedores te pueden contar más sobre sus múltiples significados, a manera de leyenda, con alguno que otro elemento histórico.
En Mixquic aún los colocan en algunas ofrendas y los sostienen con trozos de caña, pues dicen que se relacionan con los tzompantli y los cráneos de los guerreros vencidos en combate.
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