La izquierdista Xiomara Castro juró el jueves como la primera mujer presidenta de Honduras, un país golpeado por la pobreza, la migración, el narcotráfico y la corrupción, pero con una población que cifra en ella esperanzas de cambio.
“Prometo ser fiel a la República, cumplir y hacer cumplir la Constitución y sus leyes”, dijo Castro ante la jueza Carla Romero, quien estuvo flanqueada por Luis Redondo, presidente del Congreso reconocido por la nueva gobernante, tras una crisis parlamentaria.
Fue Redondo quien le impuso la banda presidencial ante unas 29.000 personas reunidas en el Estadio Nacional, mientras retumbaban entre las montañas que rodean a Tegucigalpa los disparos de cañón de las Fuerzas Armadas.
“Nos sentimos reconocidos, hemos recibido una invitación para estar acá y poder libremente expresarnos. Eso nunca se había dado”, aseguró Pepe Palacios, ingeniero de 50 años que ondeaba la bandera de la diversidad en la investidura. Castro se ha mostrado abierta a discutir el matrimonio entre personas del mismo sexo, en un país altamente conservador.
La ceremonia tiene como invitados estelares a la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, al Rey de España, Felipe VI y al vicemandatario taiwanés, William Lai.