Thalía Becerra
En las últimas semanas, las redes sociales se han inundado de imágenes de conejos con protuberancias similares a cuernos o tentáculos.
Estos avistamientos, reportados principalmente en Fort Collins, Colorado, Estados Unidos, han causado sorpresa y hasta repulsión entre los residentes y usuarios de internet.
Aunque a primera vista la situación podría parecer alarmante, las autoridades han aclarado que se trata de un fenómeno natural y conocido por la ciencia.

¿Qué causa los extraños “cuernos”?
Las protuberancias negras que emergen de la cabeza y otras partes del cuerpo de estos animales no son un fenómeno sobrenatural ni producto de la inteligencia artificial, como se ha especulado.
El Departamento de Parques y Vida Silvestre de Colorado (CPW) y otros expertos han confirmado que los conejos están infectados con el virus del papiloma de Shope.
Esta enfermedad, que afecta a los conejos de cola de algodón, es la causante del crecimiento de tumores benignos que asemejan cuernos o tentáculos.

La transmisión del virus y sus efectos
La transmisión del virus del papiloma de Shope ocurre principalmente a través de la picadura de insectos portadores, como garrapatas y chinches.
Una vez contagiados, los conejos desarrollan crecimientos verrugosos que pueden aparecer en la cara, las orejas y los párpados.
Aunque las imágenes resulten impactantes, en la mayoría de los casos, la enfermedad no representa una amenaza grave para la salud del animal.
Sin embargo, puede ser perjudicial si los tumores crecen en áreas que interfieren con la capacidad del conejo para ver o alimentarse. A menudo, las protuberancias desaparecen por sí solas después de un tiempo.

Sin riesgo para humanos ni mascotas
Las autoridades han sido claras en tranquilizar a la población: el virus del papiloma de Shope no se transmite a humanos ni a otras mascotas. No existe riesgo de contagio al estar cerca de un conejo afectado.
No obstante, se recomienda mantener la distancia con estos conejos silvestres y no intentar tocarlos ni manipular sus tumores, siguiendo las mismas precauciones que se tendrían con cualquier otro animal salvaje.
Un fenómeno conocido desde hace décadas
A pesar de que el revuelo mediático es reciente, el virus del papiloma del conejo no es una novedad. Fue descubierto en 1930 por el profesor Richard Shope de la Universidad de Rockefeller.
En aquella época, la falta de información llevó a la creencia de que se trataba de una especie diferente o incluso de una liebre cornuda, una criatura mitológica.
Hoy en día, gracias a la investigación, se sabe que es una condición relativamente común en la naturaleza, especialmente durante las temporadas cálidas cuando los insectos son más activos.
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