El papa Francisco ha mantenido su tradicional visita a una institución penitenciaria en Jueves Santo, acudiendo a la cárcel Regina Coeli de Roma. Este gesto, que subraya su compromiso con los marginados y su mensaje de misericordia, se llevó a cabo a pesar de su reciente convalecencia.
Un acto de cercanía y solidaridad
La visita a la cárcel Regina Coeli representa un acto de cercanía y solidaridad del papa Francisco con los reclusos, en un día de profunda significación para la fe cristiana. El Jueves Santo conmemora la Última Cena de Jesús con sus discípulos, un momento marcado por el servicio y la humildad.
La presencia del pontífice en la prisión refuerza su mensaje de esperanza y reconciliación, especialmente para aquellos que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad.
Omisión del rito del lavatorio de pies
Aunque la visita se enmarca en la tradición de los Jueves Santos, este año se observó la ausencia del rito del lavatorio de pies. En años anteriores, el papa Francisco ha lavado los pies de doce reclusos, imitando el gesto de Jesús durante la Última Cena.
La decisión de omitir este rito en esta ocasión podría estar relacionada con la necesidad de preservar la salud del Santo Padre durante su actual período de recuperación tras una infección respiratoria.
Encuentro con los reclusos
A pesar de no llevar a cabo el lavatorio de pies, el pontífice se reunió con un grupo de aproximadamente 70 reclusos en la cárcel Regina Coeli. Durante el encuentro, el Santo Padre pudo compartir palabras de aliento y escuchar las experiencias de los internos, ofreciendo un mensaje de esperanza y la cercanía de la Iglesia.
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