Cuenta la historia que en 1818, una banda itinerante de actores actuaba en ciudades de los Alpes en Austria. El 23 de diciembre llegaron a Oberndorf, un pueblo cerca de Salzburgo, donde debían recrear la historia del nacimiento de Cristo en la pequeña Iglesia de San Nicolás.
Desafortunadamente, el órgano de la iglesia de San Nicolás no funcionaba y no sería reparado antes de Navidad. Algunas versiones de la historia apuntan a los ratones como el problema, otros dicen que el óxido fue el culpable. Debido a que el órgano de la iglesia estaba fuera de servicio, los actores se presentaron en un hogar privado.
Esa representación de Navidad puso al pastor Josef Mohr a pensar cómo podría solucionarlo. En lugar de ir directamente a su casa esa noche, Mohr tomó un camino más largo que lo llevó por una colina y pudo contemplar el pueblo.
Desde la cima, rodeado de nieve y admirando el majestuoso silencio de la noche invernal, el pastor se llenó del espíritu navideño. Sus pensamientos sobre la obra de Navidad que acababa de ver lo hicieron recordar un poema que había escrito un par de años antes.
Ese poema fue acerca de la noche en que los ángeles anunciaron el nacimiento del Jesús a los pastores en una ladera. Mohr decidió en ese momento que esas palabras podrían ser un buen villancico para su congregación la noche siguiente en su servicio de Nochebuena.
El único problema era que no tenía música para cantar ese poema. Entonces, al día siguiente, Mohr fue a ver al organista de la iglesia, Franz Xaver Gruber. En conjunto solo tuvieron unas horas para crear una melodía que se pudiera cantar con una guitarra. El resultado fue un éxito. Ahora tenían un villancico que se podía cantar con otros instrumentos.
Doscientos dos años después, cientos de millones de personas cantan esta canción en más de 300 idiomas y dialectos en todo el mundo. Noche de paz es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, himno universal de la paz, bien cultural internacional y legado musical.