Josél Moctezuma
La inseguridad en Izúcar de Matamoros ha cobrado una nueva víctima. La noche del martes un hombre fue asesinado a tiros en la calle Emilio Carranza, casi en contra esquina con la calle Unión.
Los informes oficiales indican que cerca de las 8:30 de la noche, Diego N., de 54 años de edad, estaba sentado afuera de su negocio cuando fue atacado por dos sicarios a bordo de una motocicleta.
Según testigos presenciales, los sicarios se acercaron a Diego y le dispararon en al menos seis ocasiones a quemarropa.
Rápidamente, se solicitó la presencia de paramédicos de Izúcar, quienes llegaron al lugar y trasladaron a la víctima al Hospital General de la ciudad. A pesar de los esfuerzos de los médicos por salvarle la vida, Diego finalmente falleció debido a las heridas provocadas por los disparos.
El asesinato de Diego ha generado conmoción en la ciudad, sumida en una ola de inseguridad que parece no tener fin. Este acto de violencia ha despertado el temor entre la comunidad izucarense, que exige a las autoridades una respuesta contundente para frenar la delincuencia que azota la demarcación.
La Fiscalía General del Estado de Puebla ha iniciado una carpeta de investigación con el objetivo de dar con los responsables de este crimen y garantizar que no quede impune.
Las autoridades trabajan para recabar pruebas y testimonios que les permitan identificar a los sicarios y llevarlos ante la justicia.
Diego era conocido en Izúcar por su dedicación al karate, siendo un reconocido profesor en la disciplina. Además, se dedicaba a la venta de productos de limpieza y era propietario de varias sucursales.
Este asesinato ha generado incertidumbre sobre los motivos detrás de este acto violento, aunque se especula que podría tratarse de un ajuste de cuentas, ya que no hubo indicios de robo en el lugar.
El barrio de San Juan Piaxtla, donde ocurrió el crimen, se encuentra consternado por la trágica pérdida de Diego. Vecinos y conocidos lo recuerdan como una persona amable y trabajadora, quien antes de dedicarse a la venta de productos, fue un reconocido físicoculturista y tuvo la oportunidad de trabajar en la Casa de la Cultura de Izúcar de Matamoros.
El asesinato de Diego una muestra más de la creciente violencia que azota a Izúcar de Matamoros.
La ciudadanía espera que las autoridades tomen acciones efectivas para garantizar la seguridad de todos los habitantes y frenar la ola delictiva que se ha apoderado de Izúcar. Mientras tanto, la comunidad llora la pérdida de otro ser querido y teme por su propia seguridad en una ciudad donde la violencia parece estar fuera de control.
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