El destino de la familia Carranza es cada vez menos claro en la segunda temporada de la serie de Netflix Monarca.
“Es una segunda temporada mucho más oscura, mucho más compleja… donde salen cosas inesperadas de todos los personajes”, dijo el actor Osvaldo Benavides en una charla reciente con periodistas a propósito de su estreno del 1ro de enero en el servicio de streaming.
Luego que Ana María (Irene Azuela) perdiera la presidencia del conglomerado de la familia, y ante las amenazas de la delincuencia organizada que enfrenta su hermano Joaquín, el poder recae en Andrés (Benavides).
Entre sus primeros cambios como presidente, Andrés contrata a un nuevo encargado de finanzas para la empresa (Marcus Ornelas) y pone a su esposa Jimena (Gabriela de la Garza) a trabajar en el departamento de relaciones públicas. Entre los tres existe una atracción sexual que no tarda en explotar.
“En el fondo de la sexualidad de Andrés, o de sus actos sexuales, hay algo más. No es el sexo por el sexo, es el poder que él ejerce a través de la sexualidad y de eso se trata”,señaló Benavides.
“Lo que me gusta mucho de la relación entre Ximena y Andrés es que es compleja. Sí se quieren, sí se conocen, pero sí se odian… Es una sopa de muchos ingredientes, y eso me gusta”, agregó.
Para complicar aún más las cosas, Sofía, una prima de la familia interpretada por Fernanda Castillo, se niega a vender sus acciones a los Carranza después de que su padre es asesinado.
Y la matriarca de la familia (Rosa María Bianchi) tiene una enfermedad mental desconocida, pero cuyos brotes le hacen perder el control y estar totalmente fuera de la realidad.
Para Azuela, “ver envejecer a nuestros padres y a nuestras madres es una de las cosas más duras de la vida adulta. Tus figuras de amor y de solidez empiezan a romperse y eso lleva a que algo en el corazón también se te rompa”, afirmó.
Con información de El Financiero