En México, el Día de los Muertos es una de las festividades más significativas por los colores, aromas de las frutas y el tradicional pan, que tiene un sabor único por su deliciosa combinación de flores de azahar, anís y ralladura de naranja.
La historia del pan de muerto tiene su origen en la época de la Conquista cuando los españoles, espantados por los sacrificios humanos en ceremonias religiosas por la población indígena, elaboraron un pan de trigo bañado en azúcar pintada de rojo que simbolizaba un corazón y la sangre del sacrificado.
El pan de muerto tienen un significado especial:
La forma circular: La forma redonda del pan de muerto representa el ciclo de la vida y la muerte. También se asocia con la eternidad, ya que no tiene un principio ni un final definidos.
Los huesos: Los huesos o “canillas” que adornan la parte superior del pan simbolizan los huesos de los difuntos y su espíritu. A menudo se dispone en forma de cruz y puede representar los cuatro puntos cardinales.
La esencia de azahar: El azahar es un tipo de flor de naranjo y se utiliza para dar sabor al pan de muerto. El aroma del azahar se cree que guía a las almas de los difuntos hacia las ofrendas.
Las lágrimas de azúcar: El pan de muerto suele estar cubierto con azúcar granulada coloreada, que representa las lágrimas derramadas por los vivos en memoria de los seres queridos fallecidos.
La celebración de los difuntos se convierte así en un banquete mortuorio, donde los productos cultivados por los pequeños y medianos productores permiten la elaboración de esta obra maestra de la panadería mexicana.
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Marcelo Pérez