La atención de personas por crystal domina en 12 estados del país por encima del alcohol y otras drogas como la mariguana, según el Observatorio Mexicano de Salud Mental y Consumo de Sustanciad Psicoactivas.
Con cifras a 2020, el Observatorio aseveró que en Baja California, Baja California Sur, Sonora, Sinaloa, Durango, Coahuila, Colima, Jalisco, Nayarit, Michoacán, Guanajuato y Querétaro el número de personas que han demandado algún tipo de tratamiento contra adicciones al crystal supera al alcohol y otras drogas como la mariguana.
Según Rubén Saldaña, director general de Hacienda Ojo de Agua, una institución que combate a las adicciones, en la pandemia aumentó el consumo de alcohol y droga entre la población mexicana y lo más preocupante es que cada vez a más temprana edad se registran los primeros consumos.
Aseveró que han encontrado casos de niños de 8 años que ya son adictos al crystal, desafortunadamente por el entorno en el que viven, como por ejemplo la violencia y el abandono.
En México, la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic) estima que hay 20 millones de mexicanos que enfrentan adicción al alcohol y de estos, casi 2 millones enfrentan ya una dependencia.
En el país, de 2018 a 2021 se incrementó 35% la atención de personas en los centros de rehabilitación privados hasta alcanzar una cifra de 29 mil, sumados a los otros 30 mil que según la Organización de Naciones Unidas reportó el país, como parte de su último reporte en materia de drogas.
La pandemia detonó un repunte en las adicciones en los grupos de edad de 13 a 19 años, pues mientras de 2017 a 2018 el consumo repuntó 19.3% en este grupo de edad, durante el confinamiento la cifra trepó a 39.5%, lo que significa el aislamiento o estar en casa no frenó el consumo de droga, sino más bien lo potenció, con todo el impacto sicológico y social que significa para las familias.
Rubén Saldaña achaca el repunte del crystal como droga preferida por su bajo costo, pues es 3 veces más barata que otras drogas como la mariguana, es 3 veces más potente y en nuestro país es más fácil su acceso, lo cual ha detonado su consumo, sobre todo en los estados del occidente y noroeste del país.
Lamentó que en el país falten políticas públicas que impidan el consumo de estupefacientes y que los centros de rehabilitación privados sean limitados para promover la atención de este tipo de problemáticas.