INAH reporta sorprendente hallazgo de piezas en cueva Tlayócoc de Guerrero

Un equipo de arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha realizado un significativo descubrimiento en la cueva de Tlayócoc, ubicada en las inmediaciones de Carrizal de Bravo, en la sierra de Guerrero. El hallazgo, que incluye 14 objetos arqueológicos del periodo Posclásico (950-1521 d.C.), ofrece una valiosa perspectiva sobre las sociedades prehispánicas que habitaron esta región poco estudiada.

Exploración reveladora en la Cueva de Tlayócoc

El descubrimiento se produjo gracias a la colaboración del joven guía local Adrián Beltrán Dimas y la espeleóloga rusa Yekaterina Katiya Pavlova, quienes exploraban la cueva como parte de un proyecto de mapeo.

Tras adentrarse por un pasaje sumergido, llegaron a una sala inexplorada donde encontraron un contexto arqueológico intacto: dos brazaletes de concha grabados colocados sobre estalagmitas, asociados a otro brazalete y una concha de caracol gigante, además de varios discos de piedra negra, similares a los espejos de pirita.

Resguardo comunitario y llamado al INAH

Tras el sorprendente hallazgo, las autoridades ejidales y el comité de vigilancia de Carrizal de Bravo actuaron con diligencia, resguardando las piezas para evitar su saqueo. Recientemente, solicitaron la intervención del INAH para registrar los elementos y realizar una inspección detallada de la cueva de Tlayócoc.

Investigación arqueológica detallada

A mediados de marzo, los arqueólogos Cuauhtémoc Reyes Álvarez y Miguel Pérez Negrete, del Centro INAH Guerrero, junto con la historiadora Guillermina Valente Ramírez, de la Universidad Autónoma de Guerrero, se trasladaron a Carrizal de Bravo, guiados por Adrián Beltrán.

INAH cueva Guerrero 2

Dentro de la cueva, los expertos confirmaron que las estalagmitas habían sido modificadas en época prehispánica y hallaron tres discos de piedra adicionales entre el sedimento.

Tesoro arqueológico

El equipo del INAH registró un total de 14 objetos arqueológicos:

  • Tres brazaletes de concha, posiblemente de la especie marina Triplofusus giganteus, grabados con símbolos como la ‘S’ (xonecuilli), líneas en zigzag y rostros antropomorfos.
  • Un fragmento de pulsera de concha.
  • Una concha de caracol gigante (Strombus sp.).
  • Un madero quemado de 3.2 centímetros.
  • Vestigios de ocho discos de piedra negra (dos completos y seis fragmentos) con un diámetro promedio de 9.5 cm y pequeñas perforaciones.
Interpretaciones y significado del hallazgo

Los arqueólogos destacan la relevancia del contexto cerrado del hallazgo, que permitirá interpretar las nociones simbólicas, aspectos culturales, de manufactura y posibles rutas de comercio de las sociedades prehispánicas de la sierra de Guerrero. Se estima que los objetos fueron depositados durante el periodo Posclásico (950-1521 d.C.), cuando la región estaba habitada por la etnia tlacotepehua.

Cuauhtémoc Reyes y Miguel Pérez sugieren que los símbolos y representaciones en los brazaletes podrían estar relacionados con la cosmogonía prehispánica, la creación y la fertilidad, al ser encontrados en un espacio considerado como el inframundo y el útero de la Tierra. Además, se observaron similitudes con piezas de sitios como el Infiernillo y la región Huasteca, lo que podría indicar contactos culturales más amplios.

Campaña para la preservación biocultural

Esta es la primera vez que investigadores del INAH visitan Carrizal de Bravo, marcando el inicio de una campaña para promover la concienciación y preservación del patrimonio biocultural de la localidad.

Esta iniciativa buscará la creación de un organismo coadyuvante entre la ciudadanía y la programación de un estudio sobre el estado de conservación de las piezas de la cueva de Tlayócoc, a cargo del área de Restauración del Centro INAH Guerrero.

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