Staff. El Palacio Nacional es una de las visitas obligadas durante la estadía en la Ciudad de México. En el lugar vivió Moctezuma Xocoyotzin, el último tlatoani o gobernante del pueblo azteca.
Este edificio ha sido testigo del acontecer histórico de México y su arquitectura es parte de nuestro patrimonio cultural. Alberga espacios de suma importancia para nuestra historia, como el recinto homenaje al presidente Benito Juárez, el Fondo Histórico de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, un hermoso jardín botánico y unos impresionantes murales pintados por Diego Rivera.
Su origen
Los orígenes de este bellísimo palacio se remontan a tiempos prehispánicos, ya que se sabe que justo donde ahora está la construcción, se encontraba el Palacio de Moctezuma Xocoyotzin, un recinto que desafortunadamente fue destruido durante la Conquista de Tenochtitlán, y que en su lugar se construyó un gran palacio para que fungiera como residencia de Hernán Cortés.
Más tarde en 1562, la hermosa construcción fue vendida a la Corona, por su hijo Martín Cortés. Esto se hizo con el fin de contar con nuevas instalaciones para la administración del Virreinato de la Nueva España. El primer virrey en habitarlo fue Luis de Velasco y el último fue Juan O´Donojú quien llegó a la Nueva España cuando Agustín de Iturbide acababa de consolidar la Independencia de México en 1821.
Juso en ese año, el palacio fue entregado a Iturbide, quien encabezó el primer Imperio Mexicano; razón por la queel famoso recinto comienza a ser llamado Palacio Imperial.
Después, en 1824 cae Iturbide y se firma la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos. En la que se decreta que todos los lugares que tuvieran la designación de “imperial” fueran sustituidos por “nacional” y así es como el Palacio adopta el nombre con el que se le conoce actualmente.
Por más de 200 años el inmueble fue conocido como el Palacio de los Virreyes de la Nueva España.
Diferentes estilos de arquitectura
El palacio nacional se encuentra construido en 40 mil metros cuadrados. La construcción original se ubicaba del lado sur del terreno, tenía tres patios y dos pisos. Sin embargo, conforme pasó el tiempo se le agregaron otras construcciones como la Real Casa de Moneda, la Cárcel de Corte y las salas de la Real Hacienda.
Plutarco Elías Calles le mandó poner otro más, llegando a la altura que hoy conocemos. Sin embargo, debido a los hundimientos y a las diferentes etapas de construcción, tiene muchos entrepisos. La cantidad de patios que ha tenido a lo largo de la historia también es un misterio.
En 1692 hubo un incendio que lo dejó casi en la ruina, por lo que las administraciones que le siguieron tuvieron que reconstruirlo. El aspecto general interno y externo que hoy presenta se le debe al Segundo Conde de Revillagigedo, se le agregaron patios, salas, alumbrado, limpieza y Jardín Botánico.
Dentro de los muros del palacio se pueden encontrar estilos Art Decó, construcciones neocoloniales, patios estilo barroco sobrio, esculturas y hasta habitaciones más actuales.
¿Cuál era la escalera de Carlota?
La influencia de Maximiliano y Carlota durante el Segundo Imperio es notable. Cuando llegaron a habitar el Palacio ampliaron el Jardín botánico, se fundó el teatro de la corte y se agregó una escalera, que, según las crónicas, Maximiliano le regaló a Carlota.
La Escalera de la Emperatriz fue creada por el arquitecto Ramón Agea, aplicó un principio de modernidad, por medio de la técnica de “estereotomía”, que le da una apariencia elegante.
La particularidad de esta escalera es que está “volada”, y sólo sale del muro, únicamente está anclada del piso al inicio y al final. Se dice que para probar su resistencia, Maximiliano mandó a varias personas e incluso a caballos, para que subieran y bajaran por ella, sin embargo, esto no convenció a Carlota y prefirió nunca usarla.
Por instrucciones del emperador, se convirtieron todos los salones del frente de la fachada principal en un solo e inmenso salón, destinado a los banquetes, recepciones oficiales y fiestas de la corte imperial. Las paredes fueron cubiertas de tapiz carmesí con el escudo imperial en color dorado; se instalaron candelabros de bronce y sendos jarrones de mármol blanco. Los salones se decoraron con finos muebles europeos y, en los pasillos principales de las llamadas áreas del emperador, fueron puestos retratos de los principales héroes de la independencia de México.
Tras 40 años de luchas, el recinto se designó como sede del poder del Segundo Imperio Mexicano dirigido por Maximiliano de Habsburgo. Y a su caída, el palacio se convirtió en residencia del entonces presidente Benito Juárez, quien falleció en este lugar víctima de una angina de pecho en 1872. Durante décadas, este lugar fue hogar de muchísimos personajes históricos como Santa Anna y Guadalupe Victoria; y se dice que el último en habitarla fue Porfirio Díaz. Actualmente vive en un departamento de palacio el actual Presidente de México Andrés Manuel López Obrador.
Existió un día en que se izó la bandera de EEUU
Para el 14 de septiembre de 1847, durante la ocupación del ejército de Estados Unidos a México, la bandera de ese país ondeó en el asta central del Palacio.
Luego de la toma del Castillo de Chapultepec, el ejercito estadounidense arribó a la plaza central, y por orden del general Winfield Scott, se izó la bandera.
Dado que la ocupación duro varios años, fue hasta el 29 de junio de 1848, cuando se ratificó el Tratado Guadalupe Hidalgo, por el que México perdió más de la mitad de su territorio, cuando se volvió a izar la bandera mexicana en Palacio nacional.
La Campana de Dolores
El 14 de septiembre de 1886 se llevo a cabo con una ceremonia oficial la instalación de la campana original del templo de Dolores Hidalgo en Guanajuato, la cual fue transportada con honores militares.
La Campana de Dolores se ubica en sobre el balcón central de palacio que da al Zócalo, en un nicho que es especialmente construido, por lo que se demuele el original copeton del centro, es a partir de entonces que se usa para celebrar el aniversario del Grito de Dolores.
Porfirio Díaz y la celebración del centenario de la Independencia
Los planes para las fiestas del Centenario de la Independencia en 1910 duraron años y el presidente Díaz ordenó en 1901 la rehabilitación casi total del palacio, salvo por el Salón de Recepciones. Por ello, gran parte del estado actual del resto de las áreas protocolarias del Palacio Nacional son de esta época. Se entró de lleno a la modernidad del siglo XX con la instalación de elevadores.
Durante 1910 se llevaron a cabo diversas y muy fastuosas celebraciones en Palacio, siendo de estas la más vistosa y última la «La apoteosis de los héroes», el 6 de octubre, en el Patio Central. Se construyeron varios monumentos alegóricos, siendo el principal, uno ubicado en el centro del Patio Central, el cual se techó totalmente. Durante el porfiriato, este edificio alcanzó una segunda etapa de esplendor y fue el escenario de innumerables ceremonias y festividades que servían para exaltar la figura presidencial.
Los murales de Diego Rivera
La obra pictórica del muralista Diego Rivera en Palacio Nacional le da la bienvenida a los visitantes desde la escalinata principal en su patio central. En los años veinte del siglo pasado, Rivera fue convocado por el entonces secretario de Educación Pública, José Vasconcelos, quien le pidió que narrara la epopeya del pueblo mexicano a través de su pintura. El muralismo, en auge por eso días, era una técnica muy socorrida para los espacios abiertos y se utilizaba como una herramienta didáctica para transmitir mensajes específicos a quienes los contemplaban.
Entre 1929 y 1935, Rivera pintó en el cubo de la escalinata el mural sobre la historia del pueblo mexicano llamado “Epopeya del pueblo mexicano”, e incluía una utopía personal de Rivera sobre el mundo futuro. En el ala norte del patio central realizó otros murales, entre 1944 y 1952, con temas concernientes a la vida de los antiguos pueblos mesoamericanos.
Algunas de las escenas plasmadas por el maestro son el mercado de Tlatelolco, con sus habituales trueques; la tradición sagrada del rito del volado y el desembarco de los españoles, donde evoca la decadencia del mundo prehispánico después de la conquista española, reflejada en la mezcla de razas, las enfermedades, la nueva religión impuesta a sangre y la llegada de la esclavitud negra.
¡Viva México!
Todos los años se ha dado el grito desde Palacio, a excepción de dos: en 1822 cuando se guardó luto por los muertos en la Independencia y en 1847, cuando los gringos nos invadieron.
¿Es cierto que el Palacio Nacional está en Perú?
Hay una crónica, de la que hay pocas referencias, que dice que el Palacio Nacional de México en realidad está en Perú. Según se cuenta, al momento de pedir los planos para construir Palacio Nacional, estos se confundieron y fueron enviados a Perú, y a su vez, los planos de una prisión en Perú fueron enviados a México.
Por esta razón, es que la fachada tiene más apariencia de fortaleza o cárcel, y no tanto de palacio.