El 13 de abril es el Día Internacional del Beso, surge como un homenaje al beso de más larga duración que se ha registrado en la historia, que tuvo lugar en Tailandia para conmemorar el Día de San Valentín.
En 2011 una pareja estableció el récord mundial con el beso más largo que duró 46 horas, 24 minutos y 9 segundos. Dos años después, la misma pareja rompió su propia marca al besarse durante 58 horas, 35 minutos y 58 segundos.
Durante tres minutos en un beso se queman hasta 15 calorías cuando se activan alrededor de 30 músculos faciales, 17 de ellos relacionados con la lengua.
Hay muchas teorías sobre cómo se originó el beso y por qué lo hacemos. Algunos científicos creen que besar es un comportamiento aprendido, ya que aproximadamente el 10% de los humanos no se besan y muchos menos besan con intención romántica o sexual. Otros creen que besar es instintivo y tiene sus raíces en la biología.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Oxford sugiere que besar nos ayuda a evaluar a las parejas potenciales y, una vez en una relación, puede ser una forma de conseguir una pareja a largo plazo. También se ha descubierto que usamos 146 músculos e intercambiamos 80 millones de bacterias nuevas para besar.
Besar provoca una reacción química en el cerebro, que incluye un estallido de la hormona oxitocina, la hormona responsable de generar cambios físicos y neurológicos como el placer, el enamoramiento y todo lo vinculado a la afectividad y bienestar.
Según un estudio publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences, la oxitocina es particularmente importante para ayudar a los hombres a vincularse con una pareja y permanecer monógamos. Las mujeres experimentan una inundación de oxitocina durante el parto y la lactancia, lo que fortalece el vínculo madre-hijo.
Para algunos, esto puede ser más evidente al comienzo de una relación. Sin embargo, según un estudio, las parejas en relaciones a largo plazo que se besan con frecuencia informan una mayor satisfacción en la relación.
El beso no sólo puede verse como un simple acto erótico, sino que va más allá de eso. Esta antigua práctica representa un excelente ejercicio que ayuda a quemar calorías, puede ayudar al fortalecer el sistema inmunológico, además de crear vínculos afectivos entre las personas.
Es tan alto su poder que, de acuerdo a ciertos estudios realizados por especialistas en la materia, el beso puede compararse a una droga natural, ya que provoca en los individuos un incremento de la oxitocina, la hormona responsable de generar cambios físicos y neurológicos como el placer, el enamoramiento y todo lo vinculado a la afectividad.
Para las parejas, que acostumbran besarse, esto puede representar el tener una vida más longeva y feliz, ya que encierra un poder terapéutico y psicológico. En otras palabras, el beso puede representar un acto definitorio de éxito o fracaso entre los amantes. Sin él, no están presentes el deseo, la pasión y el amor por el otro.
Desde el apasionado beso en Times Squere entre el marinero y la enfermera en 1945 mientras se celebraba el final de la Segunda Guerra Mundial y el famoso cuadro El beso de Gustav Klimt, hasta los besos de las películas que presenciamos en los cines: uno de los gestos más sencillos y verdaderos para mostrar amor y cariño es el beso.
La pandemia nos ha quitado de una de las manifestaciones más universales y presentes en todas las civilizaciones: poder besarnos en público como símbolo de afecto y alegría de dos o más personas que se encuentran. Aun así, el beso sigue siendo muy deseado.
