Este 7 de septiembre se cumplieron cuatro años de la partida de Don Manuel Díaz Cid a la casa del Padre, pero sus enseñanzas no han quedado en el olvido para todos aquellos que lo conocieron.
Don Manuel siempre fue ejemplo de congruencia, compromiso con sus ideales, de luchar constantemente por el bien de la sociedad. Hoy la UPAEP recuerda a quien fuera una de las figuras más emblemáticas de esta casa de estudios en su aniversario luctuoso.
Algunos de sus estudiantes y colaboradores lo recuerdan con sumo cariño y admiración, pues aún aplican en su vida diaria las lecciones dictadas por este entrañable profesor.
Para el Lic. Juan Armando Louvier, Calderón, Profesor Investigador del Departamento de Humanidades de la UPAEP, Don Manuel Díaz Cid, no solo representó una de las mentes detrás del desarrollo del Ideario Institucional, sino que también forjó con él una gran amistad.
El papel de Don Manuel en la vida de la universidad se remonta desde antes de la fundación de la UPAEP, desde las luchas que el verdadero espíritu universitario libró en la Universidad Autónoma de Puebla que en ese momento había sido capturada por el partido comunista y convertida en un ariete de tinte político.
“En esas luchas, sin duda, Manuel tuvo un papel destacado, sobre todo en el orden de la claridad de las ideas y del rumbo. Era una mente analítica muy aguda y competente”, señaló el investigador.
En este día vale la pena, recordar una de las últimas entrevistas que otorgó para este medio en la cual compartió no solo su vida y su llegada a esta casa de estudios, sino también su visión sobre un mundo cada día más dinámico y deseoso de profesionales con una visión clara de cambio que mejoraran el rumbo de nuestro país.
En el contexto de la Segunda Guerra Mundial y el último año del periodo presidencial de Lázaro Cárdenas del Río, un 11 de noviembre de 1938 nació Manuel Antonio Díaz Cid, Catedrático fundador de la UPAEP, escritor y analista político.
Considerado por muchos de sus alumnos como un maestro ejemplar, el cual marcó su vida en diversos aspectos y logró proyectar la importancia del compromiso con el entorno social, el amor y pasión por su carrera; siempre con la respuesta precisa en el momento adecuado.
De igual forma es considerado como un hombre que fue capaz de entender los cambios y adecuarse a los mismos sin la necesidad de renunciar a sus principios fundamentales.
Pese a la creencia de muchos el Lic. Díaz Cid no fue politólogo, estudió la carrera de Ciencias Económico Administrativas en la Universidad Autónoma de Puebla generación 1961, sin embargo, su acercamiento al mundo del análisis político tuvo un inicio interesante y se convirtió en ejercicio profundo y permanente en su vida profesional.
Mencionó que, ante el entorno de la realidad mexicana, la cual estaba sufriendo una transformación muy profunda al igual que muchos países del continente; estaba surgiendo en México la propuesta llevada a cabo y presentada por Luis Echeverría Álvarez y su equipo de colaboradores con la intención de crear un movimiento que brincara las fronteras de nuestro país como las ideas de la Revolución Mexicana.
“Fue en ese momento cuando no sólo un servidor sino varios nos pusimos de acuerdo en que era necesario contestar a este tipo de planteamiento; algunos de los cuales eran muy sugerentes, no todo lo que ellos producían estaba equivocado, había, por el contrario, algunas notas en donde empatábamos y otras en donde la oposición era radical”.
Don Manuel, como muchos en la Comunidad Universitaria le refieren con cariño, comenzó desde temprana edad su etapa como docente, inició en 1958 con las materias de Historia de México e Historia Universal en la escuela Ramón Ibarra, llegando a contar con más de medio siglo de experiencia impartiendo cátedra.
Para poder llegar a lo que hoy es la UPAEP, se recorrió un largo camino; “Comenzamos pintando los gallineros para poder dar clase y tenemos ahora este campus universitario que es bastante decoroso en la sociedad”.
Dentro de la Institución ocupó diversos cargos: fue Director de la Facultad de Ciencias Políticas en el periodo de 1980 a 1996, fungió desde 1996 como Director del Instituto de Investigaciones Políticas y durante julio de 2003 al 2007 fue Maestro Representante del Programa (MRP) de la Facultad de Ciencias Políticas.
Don Manuel se dedicó al estudio de la geopolítica “profundicé a varios de sus principales autores, entendí qué había significado la geopolítica para la Segunda Guerra Mundial, para los japoneses, los italianos y los alemanes, mientras otros países estuvieron en el proceso de la guerra pagando un precio del que ni siquiera sabían que estaban comprando”.
Referente al tipo de análisis que desarrolló, destacó que para él era fundamental el estudio del contexto para poder entender mejor tanto los hechos como la posición de cada persona en un momento determinado.
“Saber estos cambios que se están produciendo, cómo afectan a las entidades educativas, mercantiles, empresariales, productivas, cómo se refleja el cambio que se está generando con las ideas en los medios más cercanos y más alejados de una manera muy clara para saber por dónde iba la propuesta en buen sentido y por dónde nos estábamos perdiendo en la declamación”.
En el ámbito docente pasaron por sus aulas un sin número de estudiantes, “Como maestro uno tiene compensaciones y amarguras dependiendo de qué tanto se entendió con los alumnos o no, en términos generales me he llevado bien con los estudiantes, me evalúan bien, pero ha habido personas difíciles a las que les cuesta entender que es real lo del diálogo entre las diferentes personalidades”.
“Para mí uno de los momentos más emocionantes en mi carrera universitaria ha sido la invitación del Cardenal Paul Poupard a pertenecer al Congreso Internacional de organismos de diferentes ideologías y posiciones, el Dicasterio de la Defensa de la Fe en su área de apertura al diálogo, eso me ha gustado muchísimo, creo que fue alguno de los argumentos que Poupard tuvo en su momento para hacer esta asignación que, para mí, insisto ha sido uno de los momentos más intensos que ha tocado vivir”.
“La Universidad no se encapsuló como algunos imaginaron en una visión ideológica, por el contrario, está aquí abierta para escuchar, debatir, proponer… no nos hemos cerrado al diálogo y hemos tenido experiencias amargas por intentar el diálogo, pero también experiencias que a la larga han resultado fuertes, serias y con mucha capacidad de intercomunicación lo que nos ayuda a tener a nosotros una visión más realista que aquellos que escriben desde lejos sin conocer a sus personajes”.
La actualidad de pensamiento de Don Manuel siempre tendió a pensar más en el futuro que en el presente, sin olvidar la historia siempre propuso “más vale ser los primeros del mañana, que los últimos del ayer”.