Cultiva más y gasta menos con Inocrep de la BUAP

En un mundo donde la agricultura sustentable es clave para combatir el cambio climático y la escasez de recursos, investigadores de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) han desarrollado Inocrep, un innovador inoculante microbiano de segunda generación. Esta tecnología no solo incrementa hasta seis veces los rendimientos en cultivos como jitomate, maíz, frijol, papa y flores de ornato, sino que también fortalece la resistencia a la sequía y la salinidad del suelo, reduciendo en un 50% el uso de fertilizantes químicos. Descubre cómo esta solución ecológica está transformando la agricultura ecológica y promoviendo prácticas agrícolas más amigables con el medio ambiente.

Beneficios Clave de Inocrep para una Agricultura Ecológica y Eficiente

Inocrep representa un avance significativo en biotecnología agrícola, al integrar seis especies de bacterias benéficas que coexisten de manera natural: Azospirillum brasilense Sp7, Burkholderia unamae MTl 641, Pseudomonas putida KT2440, Sphingomonas sp. OF 178, Gluconoacetobacter diazotrophicus PAl 5 y Bradyrhizobium sp. MS22. Estas bacterias se adhieren a las semillas, colonizan en grandes números, eliminan patógenos y preservan las bacterias naturales del ecosistema.

Entre sus ventajas destacan:

  • Aumento de rendimientos: En experimentos con maíz criollo, las mazorcas inoculadas alcanzaron 1.2 kg, frente a 0.47 kg en las no tratadas. En cultivos extensivos, se obtuvieron 17 toneladas por hectárea, superando las 4 toneladas previas.
  • Resistencia ambiental: Ayuda a los cultivos a soportar sequías y suelos salinos, ideal para regiones afectadas por el cambio climático.
  • Reducción de químicos: Disminuye el uso de fertilizantes en un 50%, promoviendo una agricultura sostenible y saludable.
  • Eficiencia económica: Una dosis de solo 300 ml cubre una hectárea, haciendo de Inocrep una opción competitiva en el mercado de inoculantes biológicos.

Como enfatiza la doctora Yolanda Elizabeth Morales García, “A nivel mundial no existe una patente con estas características, porque a la par de aumentar el rendimiento del fruto, remueve sustancias dañinas para la salud y actúa a pesar de la limitación de agua”. Esta innovación posiciona a México como líder en tecnologías agrícolas ecológicas.

Equipo Multidisciplinario Detrás de Inocrep: Expertos en Biotecnología Microbiana

Este proyecto es fruto de la colaboración de un equipo de la BUAP:

  • Yolanda Elizabeth Morales García, de la Facultad de Ciencias Biológicas, líder en investigación de inoculantes microbianos.
  • Jesús Muñoz Rojas, del Instituto de Ciencias, especialista en biotecnología microbiana.
  • Antonino Báez Rogelio, experto en escalamiento de proyectos y producción industrial.
  • Ana Line García Torres, enfocada en certificación de laboratorios y sistemas de gestión de calidad.

Su trabajo interdisciplinario ha llevado a Inocrep desde la investigación básica hasta la fase precomercial, con pruebas exitosas en estados como Morelia, Chihuahua, Hidalgo, Oaxaca, Guerrero y Chiapas.

Historia y Camino Hacia la Comercialización de Inocrep

El desarrollo de Inocrep inició en 2008 con la tesis doctoral de Morales García, analizando 120 cepas de 18 géneros para encontrar la compatibilidad ideal entre bacterias benéficas. En 2013 se solicitó la patente, otorgada en 2016 por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) –un récord en biotecnología–. Es la única patente mundial en inoculantes de segunda generación con estas propiedades.

Posteriormente, se avanzó en la producción industrial con dos biorreactores de 150 litros cada uno y la creación de la spin-off “MicroBST Yoliza”. El financiamiento de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación ha facilitado permisos de licencia sanitaria y registro ante la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris). La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural validará su efectividad e inocuidad.

Para garantizar calidad, se implementó un sistema basado en normas ISO 9000 e ISO 17025, incluyendo pruebas de irritabilidad, toxicidad y composición. “Hemos establecido protocolos de manufactura, calidad y seguridad para cumplir con la Ley de Sanidad Vegetal”, detalla la maestra Ana Line García Torres, auditora de la Entidad Mexicana de Acreditación.

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