¿Cómo nacieron las canciones del Grillito Cantor Cri Cri?

STAFF.-Francisco Gabilondo Soler CRI-CRI, El Grillito Cantor nació un 6 de Octubre de 1907, en la ciudad de Orizaba, Veracruz. Y murió el 14 de diciembre de 1990 en Texcoco a causa de una falla cardíaca a los 83 años.

Durante su niñez le gustaba leer los cuentos de Grimm, Andersen y Hauff. Leyendo las aventuras de los escritores Verne y Salgari le da por soñar en viajes a mundos desconocidos.

En su juventud, se dedicó a practicar la natación y el boxeo pero ésto no le convenció y lo abandona al poco tiempo, también intenta torear y no lo hacía mal pero le molestaba el tener que matar el toro y le duro poco esta aficion.

Lo que realmente le gustaba era la Astronomía y la Música, aprendió a tocar la pianola de óido (siempre le gustó ser autodidacta) En 1928 ingresa como voluntario al Observatorio Nacional pero lo abandona por falta de recursos. Pero nunca abandona el deseo de conocer el Espacio sideral .

Al cumplir los 25 años comienza profesionalmente su carrera musical, interpretando temas de humor que eran de su inspiración.

Sus vivencias de la niñez las plasmó en canciones infantiles y el 15 de Octubre de 1934 se presenta por primera vez en la XEW cantando varios de los temas que creo, ese día nace CRI-CRI El Grillito Cantor.

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En 1941 decide trabajar como marinero en un barco mercante y viaja por SudAmérica a lugares muy remotos.

En 1944 regresa su programa de canciones infantiles a la XEW deleitando a todos los radio escuchas de la “W”, Después de 28 años de deleitar a chicos y grandes con sus canciones se retira en el año de 1962 quedando sus fantasías musicales como herencia a sus radio escuchas.

¿Cuántas canciones tiene Francisco Gabilondo Soler?

Compuso 263 piezas, Aunque la SACM tiene registradas 228. ​

La Fundación Francisco Gabilondo Soler, Cri Cri, A.C. conserva 33 piezas compuestas entre 1926 y 1930 y dos más en la década de 1960.

¿Cómo nació El Chorrito?

La primera historia que Cri-Cri cantó en la radio nació, como muchas de sus canciones, de un recuerdo de la infancia. Orizaba, su ciudad natal, es un lugar rico en agua gracias al volcán Citlaltépetl, el más alto de México. Sus arroyos subterráneos sirven para abastecer a la ciudad, y muchas casas de principios del siglo XX tenían sus fuentes, cuenta Gabilondo Vizcaíno. La casa de la abuela del compositor también tenía la suya. Él le dio vida al objeto a través de un Chorrito que se hacía grande y pequeño, y que servía de balneario para las hormigas.

Di porqué

La fuente de El Chorrito estaba en casa de Emilia Fernández Flores, abuela materna del músico. “La dueña del ropero y musa de sus canciones”, dice el nieto de Gabilondo Soler.

Ella “tenía facilidad para tratar a los niños: sabía de música, tocaba el piano y mi abuelo decía que era la mejor para contar cuentos”. Según Gabilondo Vizcaíno, fue la abuela del compositor quien lo enseñó a desarrollar la imaginación. De niño le asombraba la vejez de su abuela, y la canción Di por quées un reflejo de ello. “Él decía que las viejitas eran señoritas de una época diferente”, recuerda su nieto.

La Patita

Mamá patito: así llamaban los nietos del cantautor a su abuela, Rosario Patiño, la primera esposa de Gabilondo Soler. “Ella era la que llevaba los centavitos a la casa: era productora, promotora y la representante de Cri Cri”, cuenta el nieto.

En alguna entrevista, recordó Gabilondo Vizcaíno, su abuelo afirmó que había escrito La patita inspirado por una mujer del mercado que se movía de manera graciosa: “Mi abuela siempre decía: ‘esa mujer era yo”.

El hoy director de la Fundación Gabilondo Soler asegura que fue su abuela quien hizo posible la fama de Cri-Cri. Patiño propuso el programa de su esposo al fundador de la emisora de radio,  Emilio Azcárraga Vidaurreta padre del fundador de Televisa. Ella trabajaba en la radiodifusora como vendedora de publicidad y se encargó de conseguir a los patrocinadores para el programa. Siempre fue la representante del artista, incluso después de su separación.

La muñeca fea

La muñeca que inspiró esta canción aún existe, pero según Óscar Gabilondo, ahora es muy bonita. El juguete le perteneció originalmente a la hermana de su abuelo, Eva Gabilondo Soler, quien la llamó Mía, porque todas las niñas querían jugar con ella. Con el paso del tiempo, la muñeca quedó arrumbada en casa de la abuela del cantautor. Después de que Cri-Cri le dedicara una canción, fue restaurada por Rosario Patiño y hoy la conserva una de sus nietas.

El Negrito Bailarín

El Negrito bailarín también es un muñeco que aún existe y que conservan sus dueños. “Ellos eran los propietarios de un lugar donde mi abuelo nadaba y entrenaba box cuando era joven”, cuenta Gabilondo Vizcaíno. El sitio se llamaba Baños Mancera, y tenía una pianola en la que Francisco Gabilondo se sentaba a practicar. El muñeco estaba ubicado a un lado del instrumento, narra el nieto del músico: “Mi abuelo llegó a tocar jazz tan ágilmente, que sus amigos le decían que hasta el negrito se iba a parar a bailar”.

Gabilondo Soler perfeccionó el jazz en Nueva Orleans, donde vivió durante un año antes de casarse con Rosario Patiño. Fue a estudiar para ser linotipista, pero también comenzó a tocar en distintos lugares. Su primer proyecto musical lo creó a su regreso a México: se llamó El Guasón del Teclado y no estaba dirigido a los niños. “Era canciones parecidas a la chanson française con una fusión de jazz, pero a la mexicana”, explica Gabilondo Vizcaíno. Su abuelo hacía sátira social y política a través de esas letras.

La Negrita Cucurumbé

Personajes como la Negrita Cucurumbé o el Negrito Sandía fueron una forma de homenaje a la riqueza cultural del Estado en el que nació Cri-Cri, cuenta su nieto: “Adoraba Veracruz y estas canciones eran como un reconocimiento al puerto a y sus niños”. Gabilondo Vizcaíno recuerda que su abuelo nunca compartió los prejuicios raciales de su época. “Él decía que todos los niños y las niñas eran bonitos”. Como la Negrita Cucurumbé.

La Marcha de las Letras

Los estudios formales de Gabilondo Soler terminaron en la escuela primaria. “Decidió aprender por sus propios medios, porque le parecía muy aburrido entrar a clases”, cuenta su nieto. “Él agarraba sus libros y se iba a los montes a leer, a observar e imaginar. Además le había prometido a su papá que iba a estudiar por su cuenta y lo hizo muy bien”. Gabilondo Vizcaíno cree que la Marcha de las letras es un recuerdo de la forma divertida en la que el compositor aprendió durante su infancia.

El Ratón Vaquero

El ratón güero y de pies grandes que se queda atrapado en una ratonera es una caricatura de los estadounidenses. “Mi abuelo tenía una pasión enorme por México y le parecía un poco raro que a los norteamericanos no se interesaran por aprender español”, cuenta Gabilondo Vizcaíno. Su abuelo solía decir que los gringos solo estaban interesados en su orden y su ley, como El ratón vaquero.

Teléfono

Esta canción es, en opinión del nieto de Cri-Cri, una reflexión sobre lo que sucedía con el teléfono en las casas mexicanas de la primera mitad del siglo XX. “En alguna de las cartas que mi abuelo le escribió a mi abuela, decía: ‘Llamó la señora fulana, que solo habla para chismear… No entiende que el teléfono es para acortar distancias y no para alargar conversaciones”. En la canción, Doña Zorra no puede concentrarse en sus deberes por el constante sonar del teléfono.

Ropavejero

“Cambio, vendo y compro por igual”, decía El Ropavejero de Cri-Cri, un comerciante similar a los carreros que hoy compran fierro viejo en la Ciudad de México. Con la gran diferencia que El Señor Tlacuache no solo se llevaba los periódicos viejos y los tiliches, también a los chamacos malcriados y a las comadres chismosas. “Al ser músico, mi abuelo le tenía mucho respeto a la gente de los oficios: el zapatero, el panadero, el ropavejero…”, cuenta Gabilondo Vizcaíno. Esta canción es un reconocimiento a todos ellos.

https://www.youtube.com/watch?v=XXSg1aw5dKI

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