¿Lo fácil o lo difícil?
Lo fácil no cuesta trabajo, no exige constancia ni esfuerzo. Quizá por eso la mayoría de las personas buscan ese camino y se conforman con pocos resultados.
Es más fácil estar descansando que hacer algo de provecho; es más fácil pasar año con 6 de calificación que obtener un 10; es más fácil tener la casa sucia que arreglada y presentada; es más fácil relacionarse sólo con los que me caen bien que ampliar mi grupo de conocidos; es más fácil ver la televisión que leer un libro; es más fácil salir a jugar que estudiar o tomar un curso; es más fácil hacerse una operación de liposucción que hacer ejercicio; es más fácil divorciarse que luchar por el matrimonio; es más fácil alimentar sólo el cuerpo que el espíritu.
Muchos buscan siempre lo más fácil, lo más cómodo, pero ese no es el camino del éxito ni del crecimiento.
Construyendo sobre arena
Construir sobre arena es fácil. No es necesario hacer una excavación, no es necesario picar piedra. Esa frase representa a quienes quieren obtener algo rápido y sin esfuerzo. Lamentablemente, los resultados de una actitud así no son los mejores.
Sobre roca firme
Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa, pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca. El año nuevo seguramente traerá muchas bendiciones, pero también nos presentará dificultades, retos, problemas, etc. Es importante estar preparados para afrontar todo lo que pudiera querer tambalearnos. Para eso es necesario construir nuestro presente y futuro sobre aquello que, como roca, sea estable, no sea pasajero, fundamente nuestra acción y nuestro pensamiento, fundamente nuestras relaciones personales, fundamente nuestra fe y nuestro actuar.
Planos y proyectos
Así como un arquitecto o ingeniero reflexionan y estudian de la mejor manera cómo van a construir una casa para que sea resistente, hermosa y duradera, así también la persona tiene que dedicar un tiempo para hacer un proyecto de vida:
¿Qué quiero para mi presente y mi futuro? ¿Hasta dónde quiero llegar? ¿Qué logros quiero obtener?
De acuerdo con sus proyectos, tendrá que marcar los pasos y etapas necesarias para que se conviertan en realidad. Por eso, todo propósito tiene que marcar etapas y distinguirse en propósitos a corto plazo, a mediano plazo y a largo plazo. Las grandes cosas se van logrando poco a poco, pero se van evaluando constantemente.
Si no hay un proyecto de vida se camina, pero no se avanza. Si no hay un proyecto de vida no se puede hacer una evaluación. Si no hay un proyecto de vida se puede perder el camino y la meta. Será necesario hacer proyectos personales, de pareja, de familia, para la salud, para la educación e incluso para lo económico.
Constancia
En una construcción no basta colocar la primera piedra. Después del entusiasmo inicial se tiene que continuar hasta el final. Es necesario vencer a la pereza, al deseo de comodidad, y buscar la constancia para luchar con ella. Muchos inician un maratón, pero no lo terminan. Muchos inician un curso y lo dejan a medias. Muchos van la primera semana al gimnasio para desertar después. Muchos leen las primeras páginas de un libro, pero no llegan al final. Sin constancia los propósitos se quedan en palabras o escritos.
Más allá de los sentimientos y emociones
Los sentimientos y las emociones son bonitos, pero muy fugaces. Cuando nos dejamos llevar por ellos podemos cometer graves errores. Cuando sólo por sentimiento o emoción se casa una pareja, está preparando su fracaso. Cuando por lo mismo se decide una carrera profesional, un trabajo o incluso una religión, lo más seguro es que pronto cambiemos de parecer.
Por eso, al hacer los propósitos de año nuevo será necesario hacerlos con toda calma, buscar un tiempo de reflexión profunda, pidiendo la ayuda de Dios, preguntando a nuestros seres queridos en qué consideran que podríamos ser mejores o qué ven en nosotros que no sea lo mejor.
Así podremos hacer que nuestros propósitos se conviertan en realidad y sean como una casa que no es derribada por los días que se aproximan.