En 2019 hubo 160 mil 107 divorcios contra 91 mil 285 que había hace 9 años. De estos, 29.6% se disolvió tras 20 años juntos; 46.7%, entre 6 y 20 años; 21.8%, entre uno y 5 años; y 1.5% de los casos menor a un año.
En tanto, en 2020 hubo 335 mil 563 matrimonios, es decir, 33% menos que en 2019 (504 mil 923). La edad promedio al casarse de las mujeres, al igual que los hombres ha ido en ascenso, en 2011 fue de 26.25 años y en 2020 de 30.26 años, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi)
La pandemia llegó para acelerar el uso de las nuevas tecnologías en la educación y el trabajo, aunque también han tenido impacto en las relaciones de pareja.
“La increíble facilidad para conocer personas en entornos digitales permite interactuar con una gran cantidad de potenciales parejas, lo que dificulta la decisión de establecer un compromiso emocional con una sola persona”, asegura Guillermo Echauri, profesor del Departamento de Medios y Cultura Digital del Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México.
Lo que se mantiene viva es la aspiración colectiva del amor, por lo que el especialista señala que “la presentación de relaciones y matrimonios perfectos, que suele hacerse a través de redes sociales, crea expectativas imposibles de satisfacer que causan frustración y, eventualmente, puede ser un factor en separaciones o divorcios”.
Además, “para las parejas que cohabitan, el impacto de las redes sociales ha resultado complejo. Una, porque sirvieron como un escape al interactuar con otras personas, pero también como medio de control, por ejemplo, al revisar los mensajes en su teléfono”, indica el especialista.
De esta manera, el amor se ha transformado a la búsqueda de satisfacción sin necesidad de compromisos. Así se reflejó en 2020, con 34.2% de la población en soltería contra 33% en una relación marital; de este porcentaje, al menos la mitad son mujeres entre 20 y 24 años, quienes deciden vivir sin una pareja, revelan cifras del Inegi.
Además, son ellas quienes se divorcian más jóvenes que los hombres, con una edad promedio de 39.1 años y 41.6 años, respectivamente.
“Uno de los factores de este cambio de patrón es la incertidumbre económica o la flexibilidad en el modelo de vida, lo que lleva a muchos jóvenes a retrasar la edad para casarse o a rechazar la opción”, indicó Guillermo Echauri.