Los ataúdes ecológicos, prometen mantener el ciclo de la vida incluso después de la muerte.
- ¿Aceptarías en lugar de un ataúd, una cápsula orgánica?
Sale a la luz un innovador proyecto, que asegura la continuidad del ciclo vital humano de una manera única.
En lugar de un ataúd convencional, la persona se coloca en una cápsula orgánica, dando vida a una idea desarrollada por los diseñadores italianos Anna Citelli y Raoul Bretzel.
¿En qué consiste?
Han ideado una cápsula para un entierro orgánico y biodegradable, que transforma el cuerpo del difunto en nutrientes para un árbol que brotará a partir de sus restos
La cápsula tiene una forma ovalada y se fabrica con bioplástico de almidón, convirtiéndola en una urna biodegradable que recibe el cuerpo de una persona en posición fetal.
Luego, se entierra como la semilla de un árbol.
De esta manera, un árbol se planta sobre la cápsula, permitiendo que el cuerpo del difunto proporcione los nutrientes necesarios para el crecimiento de la planta, creando un legado para la posteridad y contribuyendo al futuro de nuestro planeta.
Este proceso simboliza la continuidad del ciclo de la vida, incluso más allá de la muerte.
La noción de regresar al origen y volver al lugar de donde provenimos atrae a muchas personas, independientemente de sus creencias religiosas o la falta de ellas.
Esta idea se materializa de manera excepcional a través de este innovador método funerario desarrollado en Italia.
Después de ser encapsulado en posición fetal, el difunto es enterrado y, o bien un árbol o bien semillas de árboles se plantan por encima de su cápsula.
La página web del proyecto ya cuenta con un buen número de árboles y semillas para elegir.
Solo es un proyecto
Actualmente, el proyecto es tan solo un concepto debido a las restricciones legales en Italia que prohíben este tipo de entierros.
Sin embargo, si se le permitiera avanzar, el objetivo sería la creación de parques conmemorativos repletos de árboles en lugar de tradicionales lápidas.
En lugar de destruir y sepultar madera en ataúdes, podríamos, al final de nuestras vidas, brindar apoyo para el crecimiento de nuevos árboles.
La idea de que nuestros seres queridos y descendientes puedan visitar nuestro árbol, cuidarlo y descansar a su sombra es genuinamente reconfortante.
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