Thalía Becerra
El Instituto Australiano de Ciencias Marinas (AIMS) ha puesto en marcha una innovadora estrategia para combatir la degradación de la Gran Barrera de Coral. Mediante el uso de un asistente robótico impulsado por Inteligencia Artificial (IA), los científicos buscan acelerar la recuperación de los ecosistemas marinos afectados por el blanqueamiento.

¿Cómo funciona el Sistema de Guía de Despliegue (DGS)?
El núcleo de esta iniciativa es el Sistema de Guía de Despliegue (DGS). La función del robot es escanear el fondo marino en tiempo real para identificar las zonas con mayor probabilidad de supervivencia para los nuevos corales.
Una vez detectado el sitio ideal, el sistema coloca pequeños dispositivos cerámicos a menos de un metro del objetivo. Estos análogos están diseñados para proteger las larvas durante su transición a la edad adulta.
El proceso utiliza un algoritmo de aprendizaje profundo basado en años de datos oceanográficos y ecológicos. Esta herramienta permite que la siembra se realice en el momento óptimo.

Colaboración entre humanos y máquinas para la ciencia
La siembra de corales se ha convertido en una práctica de alta prioridad a nivel mundial. Gracias a este avance, es posible capturar larvas durante el desove, criarlas en laboratorios y luego reintroducirlas en segmentos degradados del arrecife.
El futuro de la conservación marina en Australia apunta hacia la autonomía total. El AIMS prevé la instalación del sistema DGS en buques autónomos que podrían trabajar sin interrupciones.
Además, se explora la posibilidad de adaptar esta tecnología para que sea utilizada en embarcaciones turísticas y de buceo. Esto permitiría que ciudadanos y visitantes contribuyan activamente a la restauración de los ecosistemas.
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